El Laboratorio Predictivo Urbeos sobre el COVID-19 en Latinoamérica demuestra que no son las reuniones sociales en domicilios particulares las que generan el crecimiento de los contagios sino en áreas comerciales y administrativas que representan el 5 a 10% de la superficie total de las ciudades, pero donde se concentran diariamente una importante cantidad de personas desde el resto de la ciudad.
Según esta investigación “quedó en evidencia que las zonas residenciales no son áreas donde se originan mayoritariamente los contagios sino donde se expanden una vez que las personas contagiadas regresan a sus viviendas desde los centros urbanos anteriormente mencionados”.
En el caso de Mendoza, el 7,5% se moviliza a las áreas críticas, un número que parece pequeño pero implica 86.000 personas. Se pueden explorar los datos aquí.
Según este laboratorio es central conocer estas áreas críticas y la forma en que las personas se movilizan hacia cada centro urbano porque allí está “el principal factor de riesgo para el aumento de contagios a nivel urbano”.
Así, aunque las autoridades nacionales y provinciales cargan las tintas sobre las reuniones familiares, este laboratorio desnuda que el mayor riesgo está en la movilización de (relativamente) pequeños grupos de personas a las áreas centrales de cada ciudad.
En Córdoba es claro que la restricción de los accesos al centro de la ciudad (y algunos puntos muy específicos en la ciudad) sería central en el control de la expansión de contagios.