Los empresarios mendocinos Amalia Koch y Francisco Castro abrieron las puertas de Estancia San Alberto, el primer lodge de alta montaña. Esta familia eligió a Uspallata como “el lugar donde compartir el tiempo libre con nuestra familia y amigos. Si bien nuestra actividad económica se centra en la ciudad de Mendoza, nuestro tiempo de disfrute y descanso lo compartimos en familia en Uspallata”.
Conocedores de la zona, hace algunos años, Amalia Koch y Francisco Castro adquirieron una finca sobre la Ruta 149, a unos pocos kilómetros del centro de la Villa de Uspallata. Esto los llevó a “concretar el sueño de construir un hotel de montaña, sin precedentes en esta zona, que estuviera a la altura de la demanda nacional e internacional, que nuestra provincia convoca, pero que fuera un nuevo destino, con un servicio de excelencia y una cocina distinguida”, detallan los responsables del lodge.
Cerca del final de la obra, Koch y Castro deciden convocar a un equipo de asesores, profesionales de los distintos rubros en hotelería y turismo, y comenzar a moldear un diseño de servicio, cumpliendo con protocolos, basado en los estándares, diseñado acorde a su identidad y exigencias.
La propuesta gastronómica de este lodge de montaña es brindar una experiencia de cocina contemporánea, de raíces argentinas. Los platos se elaboran con los mejores productos del mercado, “la dedicación amorosa en la manufactura y el valor agregado de nuestra huerta de estación”, detallan los responsables.
“Nuestra cocina se expresa a través de la comida mendocina en particular y argentina en general, recuperando nuestras raíces identitarias, con recetas típicas de la región y métodos de cocción tradicionales y modernos”, agregan.
La llegada de Maru Botana como asesora a este proyecto pone un broche de oro a la cocina de San Alberto, que suma una variedad de postres y dulces que enriquecen su propuesta.
En paralelo, para complementar este proyecto, junto a un conocido equipo de enólogos y agrónomos, se sembró en la finca un viñedo orgánico en Gobelet, donde se desarrollan cepas de malbec, pinot noir, chardonnay, sauvignon blanc y cabernet franc, entre otros.
“Hacer posible lo imposible es nuestro norte. Apostando a la tecnología, a los mejores especialistas en la materia, a un terroir inigualable y a prácticas antiguas de cultivo. Así es como logramos florecer en medio del desierto, a más de 2.100 metros de altura, dando vida al primer viñedo de Uspallata”, enfatizan los responsables.
Emprendimiento sustentable
Conscientes de la importancia del uso responsable e inteligente del agua, en San Alberto Lodge de Montaña se ha diseñado un sistema de riego presurizado, para que cada planta reciba la vitalidad necesaria, sin desaprovechar una gota de agua en el proceso.
A partir de esta materia prima, busca lograr hacer vinos únicos, por su procedencia y manejo. “La evolución hacia ser sustentables y ecológicos tiene un papel fundamental en nuestro proyecto”, detallan los empresarios. Este lodge cuenta con colectores solares, para calefacción y agua caliente, paneles solares para electricidad; recolección y almacenaje de agua de lluvia; tratado ecológico de afluentes y posterior reutilización del agua, separación y compostaje de residuos para su uso en la nutrición del viñedo y desarrollo de huerta de estación, para trabajar con productos kilómetro cero.
Finalmente, sintetizan: “Priorizamos apostar a círculos virtuosos con la sociedad como gesto vital de cualquier proyecto situado en la actualidad, para abastecernos de los productores locales, así como conformar nuestro equipo de trabajo con personas de la zona, a quienes capacitaremos en las destrezas del servicio de hostelería. Para generar, de este modo, puestos de trabajo calificado, en permanente formación”.