En un asado reciente un amigo formuló una pregunta interesante. Mientras servía de la batallada jarra pingüino un vaso de tinto fragante, filosofó: ¿Y si fuese un cisne? ¿Por qué no es otro animal?”.
Está claro que no se trataba ni del primer vaso, ni de la primera pavada que nos encendía el brillo de la curiosidad en esa cena. Pero a diferencia de otras preguntas que pasan como el agua, esta que era de vino se planteó con seriedad. Tanto, que nos pusimos a googlear.
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