Desde que se hizo obligatorio el uso de tapabocas en Argentina y Mendoza, varias personas fueron las que empezaron a buscar diseños diferentes y salir del barbijo descartable convencional. Así fue como las creaciones de Renata Würschmidt llegaron al gobernador de la provincia, Rodolfo Suárez, y a los municipios, como el de Luján de Cuyo con el intendente Sebastián Bragagnolo; también son los elegidos por otras autoridades, deportistas y periodistas de la provincia.
Según contó Renata a InfoMendoza, la forma en la que llegaron a las autoridades políticas fue muy casual “como todo lo que me está ocurriendo”.
“Llegué a la Municipalidad (de Luján) luego de una charla que tuve con una chica a la cual le compré un tapabocas que me encantó. Cuando lo retiro me cuenta que la Municipalidad de Luján había lanzado una plataforma para aquellas personas que estaban haciendo tapabocas pudiesen anotarse. Entonces me anoté y me llamaron comprándonos algunos. Después, ahí me enteré que mis tapabocas fueron a la planta política y algunos periodistas”, contó.
Los tapabocas tomaron tal vuelo que desde la Muni de Luján viajaron a Casa de Gobierno, donde lo incorporó para su uso personal el gobernador Rodolfo Suárez, entre otras autoridades.
“Eso generó una viralidad muy interesante, y hoy varios me piden el tapabocas de Suárez. Otras personas que me han llamado de Gobierno, son diputados, senadores y del municipio de diversos departamentos y de Ciudad”, detalla.
Es así, que desde que comentó, lleva vendidos más de 800 tapabocas, y con pedidos aún sin despachar. Además, contó que no solo está vendiendo a particulares, sino que se han sumado pedidos y ventas por mayor para empresas, con el logo correspondiente y también ventas al exterior, y ya ha despachado a Estados Unidos y Londres.
Cómo surgió la idea
Renata Würschmidt contó que la iniciativa de comenzar con los barbijos fue apenas empezó la cuarentena y cuando aún no eran obligatorios: “Contaba con telas impresas que tenía en mi taller, porque venía trabajando desde hace un tiempo en arte digital, imprimiendo géneros y aplicándolo a diferentes productos. Cuando comenzaron con la campaña de que todos debíamos utilizarlos decidí comenzar con algunos diseños y con tela que ya tenía. En ese entonces, me asesoré con mi cuñada que es médica y me explicó que en ese entonces no servían, porque sólo los autorizados eran los descartables”.
Y continuó: “Me sentí un poco frustrada, ya que los veía que le ponían onda, que levantaban un montón. Durante el comienzo seguí con mi arte en casa, pintando murales, sillones y cuadros. Luego, cuando se autorizaron a utilizar tapabocas ahí me largué con todas las telas que ya tenía impresas y se generó una locura que no para”, sostuvo Renata y explicó cómo los diseña: “Los hago con tela impresa por delante, que si la lavás no destiñe ni encogen, en el medio va una friselina y en la parte de la cara es una tela de algodón que le hice un bolsillo, para poner un filtro o un pañuelito”.
Pero más allá de ser una forma de salir de esta situación, “la verdad que yo trabajo desde un lugar que me divierte. Me encanta el marketing de servicio, encontrando la necesidad e ir adaptándola. Los tapabocas fueron eso, me encantan como quedan, tengo más de 250 modelos diferentes y con diversas tonalidades. El origen de todo esto fue cubrir una necesidad, con onda, con arte, como accesorio de arte en la cara, que genera alegría”.
“Hoy claramente se ha convertido en una interesante salida para estos tiempos. No obstante, mi trabajo me obliga y soy súper detallista, en la atención al cliente, en la entrega, en el packaging, en los stickers, en los colores, que los elásticos combinen con el color, los hilos de adelante no sean los mismos de adelante con los de atrás. Son detalles, que para mí es un 100%. Ahí creo que está también la clave de los que han producido y generado en ventas”, remarcó la artista.
Los precios de los tapabocas de diseño: 1 x $ 350 o 4 x $ 1200. El envío es con tarifa plana a Mendoza $ 200.
Más allá de los tapabocas
Renata Würschmidt contó que hoy va por más y está desarrollando nuevos productos y otros con los que viene trabajando hace un año, como son los córneres que estaban sobretodo en bodegas con elementos para la mesa, como individuales, velas, posavasos, copas, llaveros, anotadores, delantales y pañuelos de seda. “Ahora estoy diseñando unas batas, pijamas y pantuflas para el invierno que espero poder sacarlos a la venta en breve, aunque la producción de los tapabocas me está demandando muchas horas y atención personalizada”, finalizó.
Todo un ejemplo de cómo un emprendimiento se puede reconvertir en tiempos difíciles, sin perder el espíritu inicial y con mucha onda...