En mi caso, soy un fanático del Bloody Mary! (Infaltable en los SI de un bar)
Que algo tenga la palabra SANGRE en su nombre ya me provoca curiosidad, recuerdo de pequeño, haber estado obsesionado con el género del Terror, entre libros y VHS, ponía a prueba mi sistema nervioso sin, además, saber que templaba mi espíritu.
En la adolescencia, recuerdo una noche de sábado, haciendo la previa para ir al boliche en la casa de mi amigo Emilio. Don Emilio Padre preparaba Camarones al Pil Pil y entre ajo y ajo picado le daba sorbos a su “jugo de tomate” y tarareaba su propia versión del clásico de Manal “Jugo de Tomate Frío" Jugo de tomate frío deberás tomar...
Lo simpático era que ese jugo de tomate tenía su dosis de “Agüita” (agüita en Ruso se dice Voda, diminutivo de la palabra Vodka)
"Vení pibe, probá" Y así fue como la sangre de Mary se fusionó con mi sangre y así fue como me convertí en una especie de Conde Drácula Vegano.
A lo largo de los años, de vez en cuando, debía saciar mi necesidad de Sangre y es ahí donde, entre desesperación y hambre de venganza, me transformaba en una especie de sanguijuela alada y volaba hasta la barra de un bar en búsqueda de mi dosis de “Bloody”.
A continuación les relato una buena anécdota:
Hace unos años atrás me encontraba de vacaciones por Australia, precisamente en las afueras del centro de Melbourne. Una resaca de cerveza artesanal pesaba sobre mi nuca y ya no habían paracetamoles, ni duchas calientes, ni tazas de café que pudieran con ella. Pregunté en el hotel por una farmacia y me indicaron que cruzando la siguiente avenida, luego doblando en la rotonda y luego siguiendo las vías del tranvía, iba a encontrar el símbolo de la cruz verde.
Victoria’s Street, de fehaciente arquitectura Victoriana, salpicada de tiendas y personajes Hipsters, donde lo Vintage era lo actual. Allí brindaban sus servicios el bicicletero todo tatuado, el zapatero de jardinera de jean y su barba larga, la panadera del pelo violeta, la médica veterinaria, con sus aros de abridor, atendiendo a un bulldog fránces. El maquinista del tranvía de madera hacía sonar su campana. Mientras la chica vestida de oficina cruzaba por delante con su skate y se acercaba a la señora de pelo blanco y ojos azules que venía del mercado con su carrito repleto de verduras.
Se saludaba al abuelito con tiradores y sombrero que estaba sentado en la puerta de lo que sería una cerrajería, desde allí saludaba a todos los que pasábamos por su vereda. Seguramente pensaba que todos éramos vecinos del barrio.
Entre mi asombro y curiosidad la tarde se hacía noche, las luces de la calle y los carteles de los negocios comenzaban a brillar. A la cuadra no le faltaba ni sobraba nada. Hasta que, entre la gente y las marquesinas puede visualizar la palabra: BAR
De repente, sentí que mi cuerpo necesitaba una "transfusión". Necesitaba un suero repleto de sangre, intravenoso, debía saciar la sed a este “Drácula Vegano”.
Tan solo 4 m2 de salón, sin mesas ni sillas. Una barra de madera antigua, una vitrina repleta de botellas, dos lámparas de bola prácticamente apagadas, un par de velas por aquí y por allá. Unas chicas guapas tomando unos Martini, dos bartenders / partners con la cara tatuada y sus incontables pircings, uniformados con una especie de camisas de fuerza. Una barra de hielo seco sobre la mesada, herramientas de hierro oxidadas para manipular dicha barra…y muchos frascos y frasquitos de color caramelo esperando ser abiertos para hacer la magia.
"Hey Men, has going?" me dice el más alto de los dos "Welcome to Melbourne" Tantos tatuajes en la cara que su amabilidad no condecía con su presencia. "What would you like to drink?" Acto reflejo, le dije Bloody Mary.
"Ok my friend, no problem. What do you prefer? With V8 (jugo de tomate industrial) or with of tomate’s juice recipe of my Grandma?"
Los niveles de detalles y el conocimiento de la técnica para preparar el cocktail, apenas se comparan con el Drácula de Bram Stoker.
Lo que sigue a continuación es la crónica de una muerte anunciada para mi jaqueca, ni un crucifijo, ni una bala de plata, ni una estaca de madera, ni los primeros rayos del sol, ni un estanque repleto de agua bendita. Nada de lo anterior iban a culminar con mi ultrajante resaca, como lo hizo el Bloody Mary de ese Bar Australiano. Y así, sin dolor, volví al hotel tarareando: "Jugo de tomate frío, jugo de tomate frío en las venas, en las venas deberás tener"-
Recomendaciones personales: El Bloody Mary es un excelente cocktail para el brunch del domingo o para la previa del asado. Es un trago que asusta para aquellos que nunca lo probaron y es probable que reciban el comentario desmerecedor de que esto es “salsa de tomate”. Pero, créanme, he visto sucumbir a los “dueños de la verdad” ante el maridaje del Bloody con unos nachos con guacamole, o con unas rabas crocantes o simplemente con unas empanadas criollas.
La preparación del cocktail, lleva su tiempo y dedicación, recomiendo que se prepare en jarra (tratando de ser prudente con el alcohol y con la salsa tabasco), para que luego, cada uno pueda, en su propio vaso, subir la intensidad alcohólica y la del picante.
Hay un “Bloody Mary” para cada familia o para cada paladar, en la “prueba / error” estará descubrir la receta, tu receta perfecta!
Receta de Bloody Mary para preparar en Jarra
Pone todo en la licuadora, sin hielo, pero que los ingredientes vengan de la heladera.
- 1 lata de tomate perita enteros o cubeteados.
- 1 taza de agua (la misma lata de arriba llena de agua fría de la heladera).
- 1 cajita de puré de tomate.
- Vodka Neutro (la mitad de la lata que usaste para el tomate).
- Jugo de 1 limón (mejor si conseguís 2 limas).
- 6 golpes de Salsa Inglesa / Worcestershire / Salsa Perrins (si no tenés Salsa Inglesa no pasa nada. Reemplázala por un poco de salsa de soja y ponele nuez moscada, curry, ajo en polvo, jengibre en polvo, comino o todas todas todas las especies en polvo que tengas en tu alacena).
- 3 golpes de salsa Tabasco.
- 3 golpes de sal de apio (podés usar alguna sal de hierbas de bajo contenido de sodio).
- 2 golpes de ajo en polvo.
- Pimienta negra recién molida….dale con ganas.
- Sal (con cuidado porque ya has puesto otros agregados con contenido de sodio)
- Licuás un par de segundos, la idea es que se mezcle todo. Probá y comenzá a rectificar la receta de acuerdo a tu paladar. Un poco más de esto o unas gotitas de aquello. Volvés a mezclar. Listo para servir (lo tenés que servir a través de un colador)
Usá una jarra de vidrio transparente, con hielo (preferentemente piedras grandes) y una rama de apio, volcá el contenido de la licuadora en la jarra y luego servís en los vasos.
Los vasos, preferentemente altos, labiados con sal entrefina o con ají molido o con sal de chiles (esa q trajiste de algún viaje y que nunca usas). Para el labiado de los vasos, pasás una rodaja de limón o lima por el borde y luego apoyás todo el borde humedecido en un plato hondo con la sal o con el ají. A cada vaso sumale un par de piedras grandes de hielo y un tallo de apio que sobresalga. Servís y a disfrutar…….
Los Camarones al Pil Pil de “Emilio Padre”
- 1 kg de camarones.
- 1 vaso de vino blanco.
- 6 dientes de ajo.
- 1 ají chiquito picante de la mala palabra (ají molido común en caso de no tener).
- Aceite de oliva.
Agarrás una sartén y con un buen chorro de oliva salteás los ajos cortados en láminas y el ají entero (o una buena cucharada de ají molido). Es rico el sabor ahumado que toma el ají y como se infusiona el aceite de oliva, el ajo y de ají. Una vez que el ajo se pone dorado, retiras el ají entero (si pusiste ají molido, déjalo que siga). Tirás los camarones al aceite y le ponés sal y pimienta. Van a perder su propio líquido, esperas 3 minutos que ese líquido se reduzca y le pones el vino blanco. Esperás a que se evapore el alcohol. Es acá cuando la magia comienza a suceder_ el aceite infusionado, el jugo de los camarones y el vino blanco comienzan a amalgamarse en una “SALSA ALUCINANTE”.
Le pones por encima un puñado de cilantro picado (puede ser perejil), le exprimís una lima (puede ser limón) y le pones un chorro de aceite de oliva. Llevalo a la mesa en la misma sartén, disponé de un par de cucharas y pone unos panes frescos con miga. Es “auto service”. Mientras los invitados disponen de un par de camarones sobre el pan, le ponen el juguito y el cilantro por encima. Con el primer mordisco es el momento de dar el primer beso a Mary… al Bloody Mary.
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