Desde hace unos años se fueron ampliando las propuestas de capacitación on line de distintos niveles de formación, pero aún quedaba un cierto recelo sobre la seriedad de la educación a distancia, quizás en parte por desconocimiento de lo nuevo y obviamente por una mayor confianza en lo conocido.
La pandemia nos trajo el desafío de implementar inmediatamente lo que muchas veces antes dilatamos, que es la oportunidad que nos da la tecnología e internet de tener un mundo de posibilidades para aprovechar desde el living de nuestra casa.
A partir de marzo del 2020 nos encontramos encerrados, con ganas y necesidad de salir, de interactuar, con el deseo de aprovechar este tiempo fuera a que nos vimos obligados y surgieron inmediatamente miles de propuestas que variaron desde seminarios de un día, cursos de 1 mes hasta 1 año, especializaciones de nuestras carreras y maestrías que posibilitaban tener un estudio certificado por una Universidad de Europa o EEUU. Tanta oferta muchas veces nos confundió, empezamos a discernir qué era lo mejor, antecedentes, costos y el tiempo real que le podíamos dedicar, ya que igual a pesar de estar en casa había que trabajar home office, hacer los quehaceres lógicos de casa y por qué no también dedicarse más a la cocina, que desafió y entretuvo a tantos, sin de dejar de mencionar que también los que son padres, se convirtieron en docentes 24/7. A pesar de este contexto y con el paso de los días se multiplicaban las ofertas y muchas empezaron a ser gratuitas, lo que las hacía más tentadoras. Subió la cantidad de horas por día de participar de cursos, seminarios y esto con el tiempo se fue haciendo cansador. Por lo cual, te anotabas en 4 cursos y entrabas a 1. Esto también pasó para la frustración de los organizadores que empezaron a multiplicarse y a cuestionarse cómo funcionaba el fenómeno.
Cuando todo comenzó lentamente a abrirse, muchos volvieron a trabajar de modo presencial y así fue que muchas ofertas quedaron truncas en el intento y otras salieron fortalecidas y se van a mantener en el tiempo con o sin pandemia.
Con respecto a las propuestas de formación laboral, las terciarias y universitarias tuvieron que reconvertir su modalidad por obligación a on line y en muchos casos hubo docentes que se desafiaron a sí mismos y generaron nuevas clases, entretenidas, con nuevos recursos didácticos para generar aprendizaje y otros, siguieron como pudieron… Y por el otro lado están los alumnos, que tuvieron que ver cómo hacían para participar de una clase sincrónica sin tener internet en su casa o un paquete de datos que le permita participar, prender la cámara o simplemente poder ver un video de una clase grabada. Aquí es donde vemos las desigualdades de oportunidades y en esto tenemos que trabajar como sociedad.
Ahora las preguntas que nos ocupan son ¿cómo debería ser la formación de grado o posgrado en el futuro? ¿Qué debemos hacer para aprovechar lo que aprendimos en este 2020 y lo que va del 2021, o todo tiene que volver a ser presencial?
Para ampliar la mirada estuve investigando, preguntando por aquí y por allá. Y estos son los datos del 2020: En cuanto a la duración los seminarios de 1 o 2 clases fueron los más elegidos por el 68 % de las personas, seguidos por los cursos de 1 a 3 meses, que fueron elegidos por el 30 %, siendo los cursos de 4 meses a 1 año los menos elegidos, con lo cual podemos observar que en estos tiempos de incertidumbre las personas se comprometieron con alternativas más cortas.
El tipo de cursos o especializaciones tomadas, el 83 % eligió capacitaciones que estaban relacionadas con su formación, mientras que un 43 % también hizo capacitaciones relacionadas con sus hobbies, como para relajarse y pensar en otras cosas! Sólo el 32 % de los encuestados buscó capitaciones que ampliaran o cambiara su salida laboral.
Si pensamos en el origen de las formaciones pudo observarse que la mayoría de las capacitaciones elegidas son de Argentina, siendo una gran parte de la oferta de Mendoza. Argentina. Sólo una pequeña parte optó por formaciones del resto del mundo, a pesar de contar con los beneficios de la formación on line y en esto una de las razones puede ser que el cambio de moneda hace ver menos atractivas las ofertas del exterior por ser más desfavorable en el costo.
Cuando planteamos qué tipo de capacitaciones elegirían cuando existan posibilidades de poder cursar presencialmente y la mayoría prefirió la formación on line, en segundo término lo semi presencial y por último lo presencial fue lo menos elegido. Las razones por las que eligen la formación on line es que se puede acceder a capacitaciones fuera de la provincia, permite ahorrar tiempos de traslados y la posibilidad de articular estudio y trabajo, organizando los propios tiempos, con la comodidad de estudiar desde casa. En cuanto a las desventajas de la virtualidad las personas consideran como problemática la falta de interacción de profesores y compañeros y una de las principales dificultades con las que se han enfrentado es que si bien la oferta es muy amplia, mucha no es de calidad. Algo que debe tenerse presente a la hora de comprometerse con la capacitación es tener en cuenta que requiere mucha constancia y esfuerzo personal que hay que considerar para que luego no sea una frustración no poder concluirlo.
Por último vale la pena mencionar que consultamos cuál sería la modalidad de cursado de las propuestas de grado y la mayoría de las personas valoraron que en adelante la formación profesional sea presencial y semipresencial, mientras que la educación terciaria y universitaria tuvo como mayor elección la semipresencialidad. Este es un cambio radical en la mirada de estos tipos de formación en donde actualmente en la legislación de nuestra provincia sólo se contempla el cursado presencial.
Entonces, es momento de reconocer que en niveles de educación formal, de grado o post grado, así como en capacitaciones informales, la formación on line ha llegado para quedarse.
Asimismo, hay cuestionamientos como si el sistema educativo está dispuesto a repensar las modalidades de los distintos niveles de formación para ajustarse a los tiempos que corren y disfrutar de las ventajas que ya hemos transitado desde estos tiempos de pandemia. También se pone en tela de juicio si están dadas las condiciones socio - económicas como sociedad para reducir las brechas de acceso a la tecnología y si es posible tomar consciencia que aún hay muchos alumnos que no cuentan con una computadora o un celular y no tienen disponibilidad de acceso a internet para poder capacitarse de manera virtual.