Para hacer frente a la pandemia y evitar el cierre definitivo, los dueños del Cafetal, “el Café del Pueblo”, (Necochea 56, Ciudad), invirtieron de su bolsillo sin perder de vista la esencia del negocio: ofrecer el café más barato de Mendoza. Desde que comenzó la cuarentena sólo cerraron un mes, después hicieron delivery y cuando el Gobierno habilitó la apertura de bares, cafés y restoranes, pusieron otra vez las mesas en la calle, esas que siempre estuvieron llenas de clientes fieles, de esos que se juntan más de una vez en el día, café de por medio.
Juan Matias Arnulfi, Gabriel Bucca y Patricio Paradiso, son empresarios del rubro, y se reparten la administración del Cafetal, que abrió sus puertas en 1971, aunque ellos hace pocos años que se hicieron cargo de la cafetería que en lo que va de la cuarentena aumentó sólo $ 10 el precio de su producto estrella: el café chico con medialuna que, de $ 40 pasó a valer $ 50.
Pero no sólo por el bajo precio ganó fama, sino también por la atención rápida y la calidad del producto que tiene tres variedades de granos de café. Su ubicación estratégica, rodeada de entidades bancarias y en pleno centro mendocino son las ventajas que bien supieron explotar primero sus fundadores, Nélida y Héctor Sandra, y luego sus hijos, Fernando y Lorena, que fueron los que vendieron finalmente el negocio (el año pasado pusieron otro café en la vereda de enfrente del Cafetal, llamado El Cafetín).
Para obligada desde muy temprano y todo el día
Cuenta la historia que en sus mejores tiempos, se servían mil cafés por día. Abría a las 3 de la mañana y cerraba a las 21. Por el horario, fue parada obligada de taxistas y remiseros y de todo noctámbulo que buscaba tomarse un cafecito bien de madrugada. Y si era en la barra, mejor, porque nada se disfrutaba más que sentarse en uno de sus taburetes y apoyar los codos en la larga tabla de madera(hoy de vidrio y vista ideal para elegir una de las tortitas o medialunas).
“Por el distanciamiento social tuvimos que sacar la mitad de los taburetes. Antes habían 6 de cada lado y ahora dos. Mucha gente dejó de venir porque no había lugar en la barra, ese espacio que se llenaba de gente y que nadie se explica el porqué, aunque sea de parado, los clientes querían consumir allí”, cuenta Gabriel a InfoMendoza, que además de manejar la caja, está en todos los detalles: saluda a los que llegan por su nombre y hasta sabe lo que hay que servirles.
“A los clientes les gusta mucho que no les preguntemos lo que va a tomar. Ellos quieren que le llevemos lo de todos los días, sin tantas preguntas. Ya sabemos que a tal le gusta el café con leche con espuma y el otro pide siempre un cortado con medialuna. Y eso es uno de nuestros fuertes, la atención personalizada es un gancho que funciona”, revela, a pesar de ser uno de sus secretos mejor guardados.
Si bien está abierto hasta las 20, durante la mañana es cuando más trabajan los mozos, el bachero y el cafetero. Hasta el mediodía se pueden ver casi las 22 mesas ocupadas, adentro y afuera y en total suman unos 80 clientes en las primeras horas del día. El lugar es un clásico de la mañana mendocina, y se pueden ver chicos que van con sus padres que a la vez iban cuando eran chicos, con su papá.
Es decir que hay tres generaciones que pueden contar la misma historia, que iban al Cafetal porque servían exquisito café, barato y eran bien atendidos. “Acá viene gente común, empleados de los bancos, de los comercios, y hasta otras personalidades. Incluso ha venido el actual gobernador Rodolfo Suarez y otros políticos. También viene el humorista Cacho Garay y hemos invitado a Pocho Sosa, porque estamos haciendo una galería de fotos de personalidades mendocinas en uno de los salones”, explica Bucca.
En la vereda también hay carteles con promociones tentadoras, como pizzas, menú del día, hamburguesas y lomos a precios accesibles. Con la llegada del verano, se sumarán los licuados y refrescos. “Lo que queremos es que cualquiera se pueda comer una pizzeta a $80. Nuestro enfoque de negocios es vender en cantidad pero barato y ahí tenemos la ganancia. Es un trabajo fino de todos los días, porque las cosas aumentan y siempre nos estamos fijando el proveedor que nos conviene, siempre pensando en no perder calidad”, apunta el empresario.
El Cafetal también vende café en grano, suelto por kilo. Pero lo mejor es sentarse en la vereda, y disfrutar de la postal mendocina, en pleno centro en un costado de la concurrida calle Necochea.