Bodega y viñedos La Íride es una empresa familiar que toma su nombre de la abuela matriarca que une a los lazos de los ocho socios. La “nona”, Iride Papotti, nacida en la provincia de Parma, Italia, en 1906, igual que su esposo Gino, provenían de estirpes de campesinos humildes que se habían dedicado al cultivo y cuidado de viñedos. Emigraron a Argentina y trajeron su conocimiento, aunque recién sus hijos continuaron con el cultivo y la producción a pequeña escala, para luego la segunda generación dar el salto a la elaboración industrial.
“Iniciamos con 2 hectáreas donde está la bodega madre en Maipú. Empezamos con 35.000 litros para exportar a España y en el 2006 se cae ese mercado. Entonces en el 2007 comenzamos a poner el vino en damajuana y se generó un fenómeno, porque potenciamos un nicho de negocio que no había explotado. Vendíamos vino de media y alta gama en ese envase. Al año siguiente nuestras ventas ascendieron a 500.000 litros y en el 2016 alcanzamos los 5 millones de litros de guarda, 2 bodegas y fincas”, comenzó explicando Osvaldo Giampetri, Jefe de enología de la Bodega y socio fundador.
La Íride cuenta actualmente con dos bodegas en Colonia el Zorzal, Maipú y Chapanay, San Martín. Produce casi 3 millones de litros por año. Exporta a New York, Costa Rica, Perú, Brasil y China.
De capitales mendocinos y con la simpleza de la clase media, sus socios iniciaron el negocio con esfuerzo y mucho trabajo, siguiendo el sueño de sus abuelos. “Nuestra filosofía desde un comienzo se enfocó en que lo que ganamos de la bodega lo volvemos a invertir en tecnología, ampliación, fincas o lo que fuera necesario para potenciar este desarrollo”, cuentan.
Los vinos se caracterizan por preservar un estilo Napa Valley de los 90. Tiene mucho color, alcohol y buena presencia de taninos. El 95 % posee madera proporcionada ya sea por barricas, duelas o chips. “El Gran Reserva con gran salida en el mercado neoyorkino, toma el polvo de madera desde la vendimia, luego chips en la fermentación, después le implementamos duelas y finalmente reposa 24 meses en barrica de roble francés. Se definen los cortes y se fracciona. Su guarda pasa por varios estados de madera, presentes en sus taninos, con notas de vainilla, moca y café junto a una graduación alcohólica fuerte y de intenso color”, explica el enólogo de este ejemplar que tiene un precio promedio de US$ 40 en el mercado internacional.
La Iride cuenta actualmente con una extensa línea que se identifica según sea etiqueta roja, plata o dorada según la añada. Además de un ejemplar tipo vintage que en su etiqueta homenajea a los vinos de otros tiempos y Killari Patero, que se contraponen al perfil de “Coordenada”, una línea que lleva 24 meses en guarda.
El éxito de sus envases
En su etiqueta posee un código maps que permite ubicar la finca de donde proviene el fruto de ese vino, ya que la bodega trabaja con productores de diferentes puntos de la provincia. De esta manera, se accede a la información completa del terroir escaneando el código o colocándolo en Google Maps.
Por otro lado, las dimensiones de sus envases juegan un rol fundamental en la producción de la bodega, ya que en su portfolio ofrece botellones de 1.125, otro de 3 litros con soporte de mimbre o cartón, la damajuana de 4.75 y el bag in box de 3 y 5 litros. Como si fuera poco, suma espumantes de la línea Gala en torrontés, rosé y extra brut en método charmat.
Su comercialización está dirigida a todos los puntos del país a través de supermercados y vinotecas. Un ejemplo de pequeños empresarios que con esfuerzo, dedicación e inversión apostaron a la tierra mendocina y convirtieron un sueño en realidad.
Precios sugeridos de los productos estrella
- Damajuana: $450 promedio país.
- Bib. Damajuana: $550
- Etiqueta plata: $140
- Etiqueta Roja: $200
- Etiqueta Dorada: $330
- Coordenada: $700