Sabemos, sentimos y percibimos a diario que es necesario, imprescindible un cambio y soñamos con un futuro distinto, tenemos esperanzas Hay mucho por cambiar, pero parece que no sabemos por dónde empezar.
Muchos se resisten, seguramente porque en estos años a algunos les fue mejor. Pero si hacemos un balance de tantas palabras y tantos hechos vividos, debemos concluir que no fueron buenos tiempos.
Nos prometieron grandes cambios, lanzaron planes por 30 años, pero a los meses, ya no los cumplían y con una narrativa de viejos tiempos la renovaban a conveniencia.
Empobrecieron una Argentina que debería ser varias veces rica, poderosa como pocas y con generaciones viviendo otros tiempos y con grandes posibilidades de crecer.
Estamos adormecidos como sociedad y ello es porque ahora todo lo que sucede a la mayoría le da igual, se agotaron en sí mismo y no los conmueve ni la alta inseguridad, ni la inflación, ni la falta de empleo, ni los grandes endeudamientos futuros.
Al laburante de toda la vida, al jubilado de hoy, al que no le fue fácil el ayer, pero que no formó parte de la dirigencia que se enriqueció, le cuesta cada mañana levantar los brazos y esos son mayoría.
Lo más increíble, es que vivimos en una Argentina de un tremendo potencial por donde lo miremos, y entonces, nos preguntamos, se puede cambiar esta realidad?, la respuesta es sí, claro, solo necesitamos una dirigencia política de definiciones claras, honesta, de liderazgo firme, de hechos, no de palabras. Necesitamos que los nuevos dirigentes piensen en el futuro.
Hoy solo escuchamos quejas sobre que la madre de todos nuestros problemas es ese enorme agujero fiscal y que nos faltan inversiones. Por lo primero se hace muy poco y si se hace algo, mal distribuido y por lo segundo, buscan préstamos no inversiones.
Nos cansamos de proponer programas y propuestas sobre atracción de inversiones, en lugar de ello, solo tratan de salir al mundo a vender lo que no producimos. Eso no es internacionalizar, eso es gasto en marketing.
Hace poco señalamos que nos encontramos frente a un carácter disruptivo en la internacionalización empresarial, por ello hay que estudiar nuevas estrategias para la producción y la comercialización; también señalamos expresamente que los cambios de una globalización que estamos dejando en el pasado y que la era de la digitalización, de la cuarta revolución industrial y de la Inteligencia Artificial, en la que vivimos, obliga a nuestra dirigencia a tener otra mirada.
Por ello debemos:
- Avanzar, sin prejuicios y sin miedos, en conformar un nuevo modelo productivo y de comercialización;
- Poner en marcha, programas de Asociatividad Empresarial Internacional y conformar Centros de Desarrollo Empresariales para Pymes y emprendedores.
- Reformar los mercados, para captar mayores inversiones y poner en marcha Fideicomisos Financieros de producción agroindustriales y de comercialización internacional;
- Mejorar el marco jurídico y reglamentario para fomentar la iniciativa privada;
- Y en el sector estatal, hay que mejorar, la gestión de los asuntos públicos.
- Ante la velocidad de los tiempos, en los que nos toca vivir, los cambios hay que hacerlos ya y las propuestas y programas ponerlos en marcha ya. Solo así podemos soñar con un futuro distinto, y de esa forma mantendremos las esperanzas.
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