La “Arístides”, como la conocen los mendocinos, no se salva de la crisis que trajo la pandemia y lejos quedó de ser epicentro de la movida nocturna local, donde había que andar a los codazos para caminar por sus veredas y hacer cola para sentarse en la mesa de alguno de los bares que tiene esta avenida, que en 2018 fue remodelada y bautizada Paseo Arístides.
Sin embargo, a lo largo de sus 7 cuadras, que van desde Belgrano hasta Boulogne Sur Mer, hay muchas historias de comerciantes y emprendedores que siguen dando batalla a la situación adversa. Según la Municipalidad de Mendoza, en el periodo de marzo hasta hoy, pidieron la baja 10 negocios de distintos rubros y sólo hay registradas 4 altas -pedidos de apertura de un comercio-.
Si se tiene en cuenta que en la actualidad hay unos 200 negocios de diferentes rubros (drugstore, tiendas de ropa, bares, pubs, gimnasios, entre otros), aparentemente no representan un gran número los que decidieron vender todo e irse, pero detrás de cada uno hay una historia y familias.
Los clásicos bares y restaurantes como El Mercadito, el Club de la Milanesa, Antares, Zito, Berlín, Johnny B. Good, por nombrar algunos, son los que siguen estando, mientras que otros no pudieron resistir. También aparecen clásicos como El Palenque, que funcionó 22 años y que de ser un típico restorán exitoso pasó a ser una sucursal de la cadena Super A, del mayorista Blow Max.
Y el cambio de la Arístides es radical. Si antes era la noche la hora pico, ahora es el mediodía donde se puede ver más gente ya sea tomando una cerveza, haciendo trámites en alguna entidad bancaria, comprando en los drugstores o tomando un café al rayo del sol. “A la noche muere”. Así de lapidario suenan las palabras de algunos propietarios de bares -entrevistados por InfoMendoza- que resisten de pie, esperando que la tormenta pase.
A los que bajaron la persiana se suman los que abren sólo los fines de semana. Lo que rescatan algunos comerciantes de la zona es que los locales que cierran son reemplazados por otros emprendimientos en pocos días, y algunos arriesgan a decir que un cartel de alquiler puede durar sólo 15 días. Es el caso de una boutique que estaba al lado del restorán La Lucia y ya pronto abre una vinería.
Pero también algunos bares famosos como El Ciervo (Rodríguez y Arístides) que cerró se reconvierten. Ahora los nuevos dueños ya trabajan en la nueva propuesta: una vermutería, que será la primera de Mendoza y se calcula que abrirá en unos dos meses. “Con una estética basada en un estilo art decó queremos atraer a los mendocinos a visitar un lugar diferente, elegante, y nuestra idea es traer de algún modo la moda europea, y que ya se impone en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe y es la de tomarse un cóctel a media mañana en un ambiente tranquilo y degustando productos de calidad, muchos de ellos importados”, contó Gerónimo Morales, el propietario del novedoso emprendimiento que ofrecerá también comidas y a la mañana ricos cafés.
El Ciervo era propiedad de Fausto Manrique, dueño además del bar William Brown, que fue vendido también pero continúa con la misma marca. “Hace tiempo que quería salirme de la gastronomía y el COVID-19 cumplió mis deseos. A El Ciervo lo teníamos en venta antes de la cuarentena y lo vendimos hace poco”, explicó el empresario.
Otro negocio que cambió de manos fue La Lucia Grill & Bar (Arístides 264) que sigue en el rubro gastronómico pero ahora se llama La Gringa. “Está todo muy parado, no hay turismo. Estamos trabajando a un 20%. Por ejemplo a veces tenemos grupos como el de esta semana que eran profesionales de equipamiento médico que llegaron a Mendoza, pero no hay turistas viajando, son más bien grupos específicos. Nos mantenemos un poco con el menú ejecutivo pero es poco el movimiento. A la noche se muere todo. Vamos a extrañar mucho a los chilenos y brasileños”, se lamentó Jesús Eraso, uno de los mozos del nuevo local.
Muchas deudas, promociones y pedidos al gobierno
Para Andrés Civit, dueño de Beerlin Bar & Food, y representante de propietarios gastronómicos de la popular avenida, si bien no hay muchos lugares gastronómicos que hayan cerrado, hay varios que están resistiendo y podrían hacerlo en corto plazo si la situación continúa como hasta ahora. “Todos estamos acumulando deudas, no hay nadie que le esté yendo bien. Trabajamos hoy al 25% de lo que lo hacíamos antes. El consumo ha disminuido mucho y hoy estamos ofreciendo promociones por debajo del precio que se vendía en marzo. Estimo que un 15% de los locales gastronómicos han cerrado”, comentó a InfoMendoza.
El empresario opinó que no es fácil cerrar, “porque es como tirarse al vacío, pero tampoco es fácil seguir. Como una salida, muchos abren sólo fines de semana, se la rebuscan. Distinto sería si hubiese una ley de emergencia. Hemos hecho pedidos al Gobierno, al municipio pero no hemos tenido respuesta”.
Otra alternativa para seguir en pie son los pedidos a domicilio como el caso de Sushi Shop. “Estamos abriendo sólo de noche y para delivery nada más porque no nos daban los números para abrir el restaurante con el protocolo del COVID, ya que podíamos habilitar sólo 5 mesas en un turno y menos ahora que sólo se pueden poner mesas afuera”, explicó Carola Barrancos, dueña junto a sus hermanos, del restorán que lleva 4 años funcionando.
A estas opciones para sobrevivir, se suman nuevos emprendimientos. Por ejemplo José “Pepe” Romeo, que antes de la pandemia tenía local de hamburguesas (Burger Social Club) ahora puso un almacén de alimentos naturales y saludables. Se llama Casa Flora Natural (Arístides 180). “En realidad no nos reconvertimos, sino que la idea fue abrir un espacio para los emprendedores mendocinos que quieran ofrecer sus productos locales. Tenemos desde la marca Papas Andinas, Huerta Las Rosas, de Maipú, Dioliva, de Lavalle, un sector para veganos y vendemos también productos importados”, explicó el empresario.
En este contexto los comerciantes dan pelea y resisten y sueñan con ser nuevamente el epicentro de la movida nocturna de Mendoza. Esperan seguir festejando el nuevo paseo inaugurado en 2018, con una gran fiesta con megadegustación y música electrónica como el año pasado, donde concurrieron miles de mendocinos.