En los años 70, se detecta la afección de esta tala al ecosistema y prácticamente quedó prohibido el uso de madera de algarrobo, la cual no solo tenía una finalidad industrial, sino que también cumple otras funciones claves como son dar alimento (con su fruta, la algarroba), ropaje, pasto y tierra fértil a sus alrededores -aprovechada para la ganadería- y sombra en zonas áridas y desérticas.
Ñacuñan posee 12.600 has protegidas de bosque nativo de algarrobo que fue declarado reserva natural en el año 1961, quedando luego incorporado a la red mundial de reservas de Biosfera (Unesco) en 1986. En ese espacio viven familias que, antes de la pandemia, iniciaron la capacitación organizada por el Programa de PRO Huerta del Ministerio de Desarrollo Social y la Agencia de Extensión Rural (AER) Santa Rosa de la Estación Experimental Agropecuaría de Junín.
“El algarrobo dulce da una vaina que tiene un recurso forrajero que puede servir para alimentación animal, pero también sirve para la elaboración de harina. Es una planta adaptada para la zona de secano que crece con poca agua. Nos da un valor al monte forestal natural que no estaba tan explotado” explica Alejandro García, Director de INTA Junín y agrega: “Estamos probando manejo de esos algarrobo para potenciar y mejorar la producción de la vaina de algarrobo, la cual se muere y con eso no solo se hace harina para panificados sino también para destilados y fermentados. Es un recurso adaptado a la zona que crece con agua mínima y está disponible además del potencial forrajero que tiene para la alimentación del ganado”.
“Los pasos van desde la selección de árboles para la cosecha, la cosecha y recolección manual de vainas, el embolsado y acarreo de los frutos, el lavado y el secado de los mismos y por último la conservación de las vainas” explica Valeria Settepare, del equipo territorial de INTA.
García asegura que alrededor de 500 familias se benefician de una vegetación natural que se da en el secano. “Asimismo, hubo plantaciones de nuevos algarrobos cuando se han producido incendios para mantener la recomposición del bosque. Ante un panorama de escasez hídrica que tenemos en la provincia donde tenemos que hacer un uso más eficiente del agua, estas alternativas productivas -que siempre estuvieron pero no explotadas- comienzan a funcionan, siempre que se haga un uso racional del mismo”.
¿Cómo funciona lo que es productividad dentro de una reserva natural?
Dentro de la reserva no se puede explotar. Existen zonas de periferia de amortiguación y zona núcleo , en esta última no se puede hacer nada. El resto se puede usar siempre con uso racional sin desbastarlo. Es un bosque natural que hay que cuidar. “Si hacemos intervención humana, si vamos a hacer una extracción de uno de los productos que nos da el monte que esa extracción sea racional y que preserve en el tiempo. Por eso es importante que como institución potenciemos esta productividad para que sea regulada” cerró Alejandro García.