El reciente anuncio del Poder Ejecutivo Nacional que obligaría a todas las empresas a pagar un bono de fin de año para trabajadores del sector privado, evidencia un genuino y, a la vez, grave desconocimiento del estado real del sector privado y su desesperante situación. Evidencia también un mecanismo de decisión perverso que es indiferente a la realidad, y solo pretende “mensajes públicos” de imposible cumplimiento para gran parte del sector privado del país, creando ficciones de “buenos” y “malos” donde todo el esfuerzo recae sobre una sola parte.
El Poder Ejecutivo Nacional considera que todas las empresas están en condiciones de otorgar este bono, cuando en muchos casos los recursos no alcanzan para pagar los haberes correspondientes, y sin considerar que diciembre es un mes de pago de aguinaldos. De esta manera pretende poner a todo el arco productivo bajo el mismo paraguas, no importa el tamaño, la situación en la que se encuentra la empresa, la actividad o el negocio. En el caso de las PYMEs propone devolución con impuestos a las ganancias, y los empresarios nos preguntamos: ¿qué ganancias?. Es un acto peligroso de generosidad engañosa: ser generosos de parte de quienes no producen, ser generosos sin importar las consecuencias, solo visualizar el “distribuir”, sin atender o descuidando al “generar” lo susceptible de ser distribuido. Ser generosos con lo ajeno.
El Estado, si desea ser generoso, debería bajar drásticamente su peso sobre el sector privado, reducir inmediatamente el Impuesto al Valor Agregado a los productos de primera necesidad. También disminuir sustancialmente los impuestos al trabajo, es decir, los aportes patronales y laborales, con el único objetivo que esos fondos vayan al salario neto del trabajador y mejoren sus ingresos. Para que esto sea posible, deben ser generosos achicando el tamaño del voraz Estado, ser eficientes. Estos serían actos de real generosidad de parte de nuestro Gobierno Nacional, y disminuir el peso del Estado para que el agobiado sector privado, que es quien lo solventa a través de un monstruoso espectro de tributos y tasas, pueda GENERAR EMPLEO PRIVADO, FORMAL Y REGISTRADO, Y CRECIMIENTO GENUINO Y SOSTENIDO DE LARGO PLAZO.
Actos que puedan cambiar el rumbo de este país no incluyen seguir golpeando a quienes siguen pagando la fiesta de otros.
Independientemente de lo anterior, la práctica de entregar bonos de fin de año es habitual en el sector privado, de parte de empresas que han logrado resultados razonables a pesar de la coyuntura, al personal que por su esfuerzo y compromiso lo merecen. Si hay algo que el sector privado sabe es que nos debemos a nuestro personal. Las empresas no existiríamos, no tendríamos futuro, sin nuestro recurso más importante, NUESTRA GENTE. Gratificar, reconocer y empoderar es parte del ADN de cualquier empresa que desee progresar, no es necesaria la intromisión del Estado para que el sector privado haga lo que tiene que hacer.
La pregunta es otra ¿el Estado sabe qué es lo que tiene que hacer?
Mendoza, 16 de diciembre de 2022
- Sergio Martini – Presidente ACDE
- Fabián Ruggeri – Presidente ACOVI
- Andrés Zavattieri – Presidente AEM
- Eduardo Pulenta – Presidente CEM
- Alfredo Cecchi – Presidente FEM
- Daniel Ariosto – Presidente UCIM
- Matías Díaz Telli – Presidente UIM
Sobre la Mesa de la Producción y el Empleo
La Mesa de la Producción y el Empleo está integrada por: la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE); Asociación de Cooperativas Vitivinícolas de Mendoza (ACOVI); Asociación de Ejecutivos de Mendoza (AEM); Consejo Empresario Mendocino (CEM); Federación Económica de Mendoza (FEM); Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM); Unión Industrial de Mendoza (UIM).
Su propósito es: visibilizar los principales temas que impactan en nuestra economía y son factores de crecimiento y desarrollo; propiciar ámbitos de consensos para el intercambio de ideas que se transformen en propuestas concretas en temas prioritarios y estratégicos para la provincia; contribuir desde cada una de nuestras instituciones a la recuperación sostenible de nuestra economía, especialmente considerando el contexto de pandemia en el que todavía nos encontramos; incidir en los organismos e instituciones de gobierno para que la voz del sector privado sea considerada en la agenda pública.