Aunque algunos operadores locales esperaban que el país fuera incluido en la lista de posibles reclasificaciones, la realidad fue otra: ni siquiera figuró entre los candidatos a ser reconsiderados. Esto implica que, al menos por un año más, Argentina seguirá excluida de los radares institucionales que siguen estos benchmarks globales.
¿Por qué es relevante? Porque muchos fondos internacionales diseñan sus carteras en base a estos índices. Si un país no está incluido, sus acciones quedan fuera del radar de inversiones pasivas que, por volumen, son fundamentales para la liquidez y desarrollo del mercado bursátil local.
Además, esta decisión refleja la desconfianza persistente sobre la estabilidad financiera y regulatoria del país. En 2019, MSCI ya había retirado a Argentina de la categoría de mercado emergente, y desde entonces no ha habido mejoras sostenidas suficientes como para revertir esa situación.
Dato clave: Sin el respaldo de MSCI, el ingreso de capitales internacionales a través de vehículos pasivos queda muy limitado, lo que representa un obstáculo más para la recuperación del mercado de capitales local.
Para la comunidad inversora, el mensaje es claro: Argentina todavía tiene camino por recorrer para ganarse nuevamente la confianza del mercado global. Mientras tanto, el país sigue jugando solo.