El desafío: modernizar la industria
La industria manufacturera representa el 16,3 % del PBI argentino, y más del 70 % de las empresas del sector son pymes. Sin embargo, el 75 % de estas aún no ha avanzado en procesos de digitalización. Esto las vuelve menos competitivas, especialmente en un contexto donde aumentar la eficiencia y reducir costos es clave para sostener el empleo y el crecimiento.
Una líder joven con raíces locales
Camila nació y creció en San Martín, una zona agrícola e industrial en el Este de Mendoza. Desde muy joven participó del entramado productivo local y llegó a presidir una cámara agroindustrial. Ese recorrido, sumado a su formación en tecnología y su compromiso con el ecosistema emprendedor regional, la impulsó a crear una herramienta concreta para transformar el funcionamiento de las pymes.
Tecnología al servicio de lo concreto: la clave para crecer
En 2023 fundó WeAreGinkgo, una consultora de innovación tecnológica que funciona como un “departamento de innovación tercerizado” para empresas. Desde automatización de procesos, gestión de stock con inteligencia artificial y dashboards personalizados, hasta cotizadores inteligentes para agencias de viajes, Ginkgo se especializa en soluciones aplicadas, simples y escalables. “Lo urgente en Argentina es maximizar la rentabilidad y la capacidad de producción. Eso necesita la industria para no quedarse fuera de juego”, afirma Camila.
Impacto probado en sectores estratégicos
Hoy Ginkgo trabaja con empresas de logística, real estate, agroindustria, minería, hotelería y manufactura, principalmente en el modelo B2B. Entre los resultados más destacados se cuentan:
- Reducción de hasta 30 % en tareas repetitivas
- Mejora del 40 % en tiempos administrativos
- Implementación de asistentes conversacionales con IA para atención al cliente y soporte a la toma de decisiones
Proyección internacional desde el interior
Con un equipo joven y multidisciplinario, la empresa ya planifica su desembarco en Estados Unidos y la expansión hacia sectores como Oil & Gas. Su diferencial: co-crear productos junto a sus propios clientes y demostrar que la innovación de alto impacto también nace en los pueblos del interior.
Una historia que inspira
Camila de Amoriza representa una nueva generación de liderazgos rurales: arraigada a su territorio, pero con visión global. Su caso demuestra que la transformación tecnológica no es patrimonio exclusivo de los grandes centros urbanos. También puede surgir desde Mendoza, con equipos comprometidos, ideas propias y una fuerte vocación de impacto.