“Entendemos que el pronóstico de cosecha conllevará a un ajuste de precios en la uva, pero somos conscientes como sector industrial que el mercado no puede pagar grandes aumentos”, explicó el gerente de la Cámara Argentina de Vinos a Granel Alejandro Ballarini.
El año pasado, por ejemplo, la uva malbec actualizó su precio un 100%, es decir, más del 40-45% que marcó la inflación anual en el país. Sabemos que el precio venía caído de años anteriores, pero los aumentos abruptos tienen consecuencias negativas en los mercados. Salir a justificar aumentos en dólares ante los compradores extranjeros es imposible por la fuerte competencia de los demás países vitivinícolas.
“El precio de la uva conforma el 67% del costo del vino varietal y el 80% del vino genérico cuándo se trata de graneles, no hay muchas variables de costos que podamos trabajar desde lo interno: un 8% es la energía, otro 8% son los insumos y el resto es mano de obra; estos tres últimos también aumentan a causa de la inflación o bien por los mayores costos logísticos y no se pueden financiar” explicó Ballarini.
Lo anterior trae aparejado un problema de flujo de caja y costos financieros. Las bodegas vienen haciendo erogaciones fuertes desde el mes de enero, con mantenimientos y reparación de instalaciones y maquinarias, incluso dan a productores anticipos de cosecha.
En el caso del vino de traslado, durante los meses de vendimia la gran mayoría de las bodegas no exporta porque tiene su personal afectado a las tareas de elaboración y no se recomienda despachar graneles por los peligros de contaminación cruzada. A su vez, el vino nuevo se vende a granel en el mercado interno a partir de junio que es cuando el INV da la fecha de liberalización.
Por tanto, las bodegas comercializan los graneles hacia el exterior a partir de mayo y en mercado interno recién desde junio, si a eso se suma que el cobro será a 90 días en el mejor de los casos, que en junio también deben comenzar a pagar la uva a los productores y que la cotización del dólar oficial está desfasada de la situación real, la ecuación económica no cierra.
“Hoy en lugar de estar cerrando negocios, estamos especulando porque no sabemos qué precios tendremos en la uva. El peor escenario que se puede llegar a dar es que quedemos con precios del vino a granel por encima de nuestra competencia, perder los espacios comerciales en el exterior que con muchísimo esfuerzo se construyeron durante la pandemia y como consecuencia volver a stockearnos de vino de tal forma que para el próximo año el precio de la uva vuelva a caer y tengamos nuevamente que salir a ganar la confianza y favor de los mercados extranjeros. Es el círculo vicioso que perjudica a todos por igual”, señaló Ballarini.
Por ello no resulta extraño entonces notar cómo son cada vez más las empresas vitivinícolas que deciden integrarse hacia atrás, tener viñedos propios y comprar menos uva a terceros. “Simplemente no podemos colocar precios en el vino que nos dejen fuera de los mercados” concluyó.
Frente al actual panorama, la Cámara Argentina de Vinos a Granel avizora una situación difícil para la actividad granelera que se suma a la presión impositiva y la pérdida de rentabilidad.
A fin de lograr cierto alivio se ha presentado al Gobierno de Mendoza una solicitud de apoyo para compensar el costo del flete internacional de las exportaciones de vinos a granel. “España vende vino genérico a 42 centavos de dólar el litro y tiene acceso fácil a rutas y puertos, Argentina vende por su lado el litro de vino genérico a 50-55 centavos de dólar FCA, más 8 centavos de dólar para llegar a Puerto”, ejemplificó la CAVG.
Por otro lado y a fin de bajar los costos de la energía eléctrica, se están analizando también distintas propuestas para que el Ente Regulador de Energía (ENRE) evalúe admitir contratos estacionales conforme las fechas de vendimia, ya que los paquetes que vende EDEMSA son trimestrales, y los meses de actividad fuerte de la cosecha encarecen este costo.
También la Cámara continuará apoyando las gestiones que desde la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) se vienen realizando sin cesar, para concretar la quita o baja de las retenciones a la exportación de todos los productos vitivinícolas.