Muchos bodegueros están incursionando en el mundo de la cerveza, acercando estas dos bebidas que compiten permanentemente, pero viceversa no existían demasiados antecedentes, hasta que en medio de la cuarentena, la Cervecería y Maltería Quilmes cerró la compra de la Bodega Dante Robino, en Luján de Cuyo.
La filial argentina AB InBev (Anheuser-Busch InBev), la compañía cervecera internacional líder y una de las cinco empresas de consumo masivo más grandes del mundo, a la que pertenece Quilmes adquirió esta bodega mendocina.
Esta cava centenaria de capitales mendocinos que pertenecía a la Familia Squassini, ahora forma parte del porfolio de esta prestigiosa compañía que se considera a sí misma como una empresa de bebidas, aunque en el inconsciente colectivo esté ligada a su principal producto: la cerveza Quilmes. "Nos centramos en el consumidor. Hoy somos una compañía multidinámica con aguas, gaseosas, cervezas, tónicos y energizantes. Analizamos el día a día del consumidor, las ocasiones de consumo en función del portafolio actual y existían lugares o momentos que no podíamos satisfacer. Claramente, el vino tiene un importante lugar en función de la gastronomía como también lo tiene la cerveza” abrió la charla con InfoMendoza, Nicolás Bruno, el Gerente General de la bodega, designado por la firma internacional, trabajando en conjunto con la presidencia en manos de Ignacio Squassini.
“Dante Robino es una empresa centenaria como nosotros. Desde el primer día se vio un feedback cultural con la familia Squassini. En el inicio de esta relación detectamos que teníamos cosas en común, que hoy ratificamos. Cumple muchos atributos: es una bodega querida, fue importante en el pasado respecto al tamaño e innovadora cuando crea la champañera. Además tiene un interesante balance de mercado interno y externo”, detalló el gerente de la bodega, que exporta un 30% de su producción y se posiciona como uno de los mejores espumantes del país.
La gama de vinos y sus precios
La bodega Dante Robino fue fundada en 1920. Tiene una capacidad de producción de 11.5 millones de litro anuales y en su portfolio ofrece cuatro líneas de vinos y espumantes a cargo de la enóloga María Soledad Buenanueva: Dante Wines, Capriccio Wines, Novecento Wines y Atelier Wines. La primera es la marca emblemática de bodega; vinos que se desarrollan bajo el concepto del trabajo manual y dedicado. Son ejemplares multipremiados, entre los que se encuentra el Gran Dante en Bonarda y Malbec y Brut Nature bajo el método Champenoise, que oscilan entre los $ 700 y la línea Dante Robino Reserva. Capriccio es una marca más fresca y joven que ofrece dos joyas blancas de Cafayate: Dolcezza, Torrontés Natural y Fiore, espumante con método Charmat, que se encuentran en el mercado a $ 250.
Novecento Wines, es un espacio para las nuevas generaciones de consumidores. Los vinos y espumantes de Novecento Wines son notoriamente jóvenes, frescos y fáciles de beber. Cuenta con 10 etiquetas entre las que se destacan los varietales y una línea de sparkling: Extra Dulce, Extra Brut y Rosado. Las 24 variedades de vinos y espumantes que ofrece la bodega tendrán acceso a la macroestructura de una de las compañías más arrasadoras del país, lo cual implica una inyección en términos comerciales, de marketing y distribución, que definitivamente cambiará su alcance.
“Después de la adquisición, hicimos una inversión de US$ 500.000 destinados a mejorar las instalaciones, para brindar mayor versatilidad, adaptarnos a ciertas tendencias y estar preparados para proyectos nuevos”, explicó Bruno, quien recordó que la empresa cervecera lanzó dos productos ligados a la industria vitivinícola antes de entrar en el mercado. Se trata de las marcas Root, un vino que viene en botella pequeña con tapa rosca. Y Blasfemia, el vino en lata. Pese a la inversión que se ha realizado en la cava no se lanzan aún nuevos productos aunque el gerente comentó que tardarán en informar lanzamientos, aunque cauteloso aclaró que la empresa es nueva en este rubro.
La bodega se maneja con total autonomía respecto a la compañía cervecera según explicó Bruno: “Es un complemento del porfolio de cerveza y la idea es buscar permanentemente innovación y junto con ello detectar las falencias para mejorarlas y llegar al consumidor compitiendo en la industria vitivinícola. El desafío es encontrar aquello que conquiste el corazón de los consumidores”. Un puntapié para pensar lo que sería la nueva campaña publicitaria apuntada al vino y apelando a las emociones y el sentido de pertenencia argentina con lo que esta compañía nos tiene acostumbrados…