La nieve no alcanza: preocupación por la sequía en San Juan y Mendoza (peligra no solo la agricultura, sino la vida de los pobladores)

(Por Carla Luna) La escasez de agua es una problemática que atañe a toda la región de Cuyo y puede llegar a empeorar aún más por las condiciones climáticas globales nada alentadoras.

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La sequía que padece la región de Cuyo (principalmente San Juan y Mendoza) es grave tanto que pone en peligro no solo la agricultura, sino también la propia vida de los pobladores. Ambas provincias tienen declaración de emergencia hídrica y aunque está en el discurso de los gobernantes, la situación empeora cada año y mientras el agua se convierte en un bien preciado para el mundo, estas dos provincias lidian sus propias batallas para preservar el agua.


Se sabe que las nevadas que esta temporada se han producido en la cordillera no aseguran el escurrimiento que hace falta para recuperar las reservas hídricas de los diques ni de los acuíferos subterráneos, que están en un bajo nivel y, en algunos casos, con agua de mala calidad
 
La situación en San Juan
San Juan tiene actualmente más de 800.000 habitantes y hace dos años decretó la emergencia hídrica. Si bien hay muchos organismos nacionales y provinciales que se han hecho eco de esta sequía, como la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), la constelación SAOCOM que monitorea el estado de la cuencas hídricas; el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA); el Instituto Nacional del Agua (INA); el Centro Regional de Aguas Subterráneas (CRAS); la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) y, con la coordinación del gobierno, la Mesa del Agua, integrada por todos los sectores de la vida provincial, pero ninguno presenta aun diagnóstico.

Según el INTA, la situación en la que se encuentra San Juan se debe a que en los últimos 5 años se perdió el 20% del área ocupada por el hielo de los glaciares y el 50% de la nieve que en ambos casos alimentaban la cuenca del río San Juan, todo esto a consecuencia de la disminución de las precipitaciones y el aumento de la temperatura media que se registra en la región.

Mientras la sequía persiste poniendo en riesgo varios aspectos de la vida de los sanjuaninos hay aspectos a tener en cuenta sobre los que se debe trabajar en búsqueda de atenuar la crítica situación, y que pasan por la obtención de nuevas fuentes de agua y su distribución tanto para consumo humano como para los cultivos. “Determinar fehacientemente el potencial de los acuíferos es básico. Además del acuífero del Gran San Juan, la provincia cuenta con más de una docena de otros reservorios distribuidos en todo el territorio provincial que, determinando su capacidad, podrían ser utilizados para abastecer distintas zonas o departamentos mediante perforaciones. Valle Fértil; Mogna y Huaco, en Jáchal; Calingasta y Pedernal en Sarmiento son algunas de las localidades y departamentos que cuentan con acuíferos de los que han estado aportando agua de buena calidad para el consumo humano y cultivos. De todas maneras falta actualizar estudios para determinar su real potencial y aplicar nuevas tecnologías de distribución de agua para aprovechar con más efectividad el agua que se está sacando de estas fuentes” explicaron investigadores del uso hídrico.

Hay que tener en cuenta que en San Juan, además de los pozos particulares, hay 11 baterías con 235 perforaciones que son de gran utilidad en épocas de sequía, a las que hay que optimizar para que sigan cumpliendo con su propósito. Actualmente los pozos están dotados de adelantos tecnológicos que permiten controlar la distribución del agua para evitar el derroche, en aquellas áreas de riego en las que se ha avanzado con los sistemas de riego por goteo. Con el advenimiento de la sequía se comenzó a promover con mayor insistencia la conversión del riego por goteo aunque con poca adhesión por parte de los productores, algo que también debería cambiar en beneficio de cuidar el agua.

¿Qué pasa en Mendoza?
Mientras tanto en Mendoza, el agua protagoniza el principal conflicto ambiental de la región. La cuenca del Río Mendoza, que abastece a cerca de 1,5 millones de personas y más del 60% del PBG provincial, es donde el problema es más agudo.

El Río Mendoza tendrá hasta octubre de este año un volumen total de 800 hectómetros cúbicos de agua. Es el equivalente a “dos diques Potrerillos”. Sin embargo, la media histórica es de 1300 hectómetros. Y de ese total, hay 330 hm3 comprometidos para abastecimiento poblacional, por lo que el agua disponible es de 500hm3. Potrerillos fue construido para almacenar 420 hectómetros. No todos los años se llena y, además, por la acumulación de sedimentos la «caja de ahorro» se achicó: no llega a los 400hm3. Desde que fue inaugurado la superficie del lago se redujo en un 13% (de 1500 ha a 1300 ha) y su capacidad de almacenamiento en un 20%, pues es de 360 hm3.

La demanda supera ese volumen y por eso hay un déficit que solo es posible enfrentar con ahorro o habrá “sed”.
Sed en los cultivos, en la población más alejada, en la producción, en la generación de energía, en el turismo, en la industria.

Además del Dique, aguas abajo hay una red de 3400 km de canales, más de 100 mil hectáreas cultivadas y casi un millón y medio de personas. Además, hay usos no consuntivos como la generación de energía, el turismo y la refinación de petróleo.

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