Según datos publicados recientemente en un informe creado por Unicef- Innocenti, este año se registraron 40 millones de niños sin educación temprana por motivo del COVID-19. Una situación que se vuelve aún más compleja en aquellos países en vías de desarrollo, que enfrentan ciertos desafíos como la desigualdad en materia de educación y la brecha tecnológica.
Por su parte, teniendo en cuenta un informe publicado por la ONU, la pandemia del coronavirus ha afectado a más de 1500 millones de estudiantes en el mundo, exacerbando las desigualdades en la esfera de la educación. Asimismo, las proyecciones del organismo internacional indican que alrededor de 24 millones de estudiantes desde primaria hasta universidad podrían abandonar las clases a causa del impacto económico de la crisis sanitaria.
La directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, manifestó que la “interrupción educativa por la pandemia está impidiendo que los niños inicien su educación lo mejor posible”. Lo cual, según María Fernanda Díaz, líder del área pedagógica de Colegium, es tremendamente preocupante, ya que el “cuidado y la educación durante la primera infancia constituyen la base sobre la que reposan los aspectos más fundamentales del desarrollo de los niños”.
Por otro lado, el contexto actual también ha provocado que los padres deban conciliar el trabajo remunerado con el cuidado y la estimulación de los niños, teniendo que hacer mayores esfuerzos.
En el caso de los niños mayores, muchas escuelas y colegios continuaron el ciclo lectivo a través de clases virtuales con aquellas familias que tienen acceso a la tecnología requerida. Pero en el caso de los niños más pequeños, se requiere de un apoyo más intensivo por parte de los padres para poder llevar a cabo cualquier actividad y lograr generar aprendizajes significativos, según indica María Fernanda Díaz.
Ahora, ¿cómo se pueden contrarrestar las consecuencias de esta situación? Si bien aún no existe una solución que permita apoyar la primera infancia en este contexto, los padres que cuentan con el tiempo para hacerlo, tienen en sus manos la posibilidad de apoyar a sus hijos en este proceso. “La estimulación temprana va de la mano del juego y de las experiencias que incluyen atención y afecto de los padres. Es por esto que existen muchas actividades posibles de realizar en familia que potencian aprendizajes cotidianos y significativos”, plantea María Fernanda Díaz.
María Fernanda Díaz, líder del área pedagógica de Colegium, brinda algunos consejos para que los padres puedan trabajar la educación inicial desde casa:
- Incentivar la conversación: hablar con claridad, utilizar palabras de uso cotidiano y explicar aquellas que sean difíciles de entender. Si se está realizando alguna actividad, se puede mostrar a los niños lo que se está haciendo e indicar el nombre de la acción, por ejemplo: “estoy picando una cebolla para preparar la comida”.
- El juego también tiene un papel fundamental en este contexto, ya que, además de fortalecer los vínculos familiares, estimula los procesos cognitivos y es una oportunidad para enseñarles a los niños a jugar limpio, respetar al resto de participantes, seguir las normas, ganar con honradez y también a saber perder.
- La música también es una buena aliada para motivar y enseñar a los niños, ya que al cantar pueden incorporar lenguaje verbal y, a través del baile, el lenguaje corporal. Si se utiliza instrumentos también se puede aprender a contar!
- Todas las acciones repetitivas pueden ser muy útiles para ejercitar la enumeración y la memoria. Por ejemplo, cada escalera que suben juntos puede tener un número, lo cual contribuye a adquirir habilidades matemáticas básicas. También pueden sacar y guardar los juguetes contándolos uno a uno.
- Nombrar cada cosa de la casa al tomarla. Este ejercicio ayudará a los niños a incorporar vocabulario, además de tener noción de los objetos y su función.
(*Líder del área pedagógica de Colegium)
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