Banco de Alimentos Mendoza: el desafío cada vez más grande de luchar contra el hambre

La Fundación cumple 22 años desde que comenzó a rescatar alimentos y distribuirlos entre quienes más lo necesitan. Un desafío que empezó hace más de dos décadas y que, lejos de agotar su misión, hoy se enfrenta a la compleja situación de vulnerabilidad alimentaria de miles de mendocinos. 

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El Banco de Alimentos tiene por misión contribuir a reducir el hambre solicitando la donación de alimentos aptos para el consumo, almacenándolos y distribuyéndolos a organizaciones sociales. Educa acerca de las posibles soluciones a la problemática del hambre.  

Los primeros pasos de esta organización están ligados al contexto sociopolítico que atravesaba el país en diciembre de 2001. Los centros comunitarios, comedores y organizaciones sociales que brindaban alimentos en su comunidad estaban desbordados a causa de la situación que se desarrollaba. Además del deterioro de la economía, existía un hecho puntual que empeoraba la situación: los planes provinciales de alimentación llevaban 3 meses sin llegar a los comedores.



Esta emergencia colectiva movilizó a un grupo de personas, quienes, a través de la fortaleza de sus empresas, sintieron la necesidad de apoyar a la comunidad y al derecho a la alimentación de los niños. Se generó entonces un gran vínculo de confianza, con un emprendimiento participativo en su accionar, con referentes de organizaciones sociales, y un equipo de gestión que delineaba los pasos del proyecto.

El 10 de abril de 2002 quedó oficialmente creada la Fundación Banco de Alimentos Mendoza. En ella se vislumbraba una solución logística entre el alimento que se desecha, cuando podría ser consumido, y las personas en riesgo nutricional. No se trataba de una mera distribución de comestibles sino de un complementario nexo entre realidades muy diferentes: las empresas y sectores vinculados a la producción de alimentos y las personas más necesitadas.



En sus inicios el Banco de Alimentos Mendoza trabajó junto a 5 organizaciones sociales y a través de ellas colaboraba con la alimentación de 1.500 personas. Actualmente, la necesidad se presenta en 81 organizaciones sociales que forman parte del sistema de trabajo y colaboran con la alimentación de más de 43.000 mendocinos, de los cuales más del 70% son niños.

El proceso de trabajo del Banco se encuentra representado por una “cadena de valor solidaria” cuyos eslabones evidencian alianzas entre distintos sectores de la sociedad en pos de contribuir a reducir desigualdades y facilitar el acceso a un derecho humano fundamental como la alimentación. En esta cadena de valor, la función de cada actor adquiere sentido a partir de un trabajo articulado: donantes de alimentos, de transporte, de servicios, voluntarios y organizaciones sociales trabajan juntos, alineados con objetivos de desarrollo sostenible.

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