“La idea es construir un espacio técnico donde los enólogos compartan aprendizajes, desafíos y decisiones técnicas. Así hacemos un relevamiento de las expresiones actuales en distintas regiones, detectamos tendencias y afinamos criterios de calidad”, resumió el organizador del evento, Jorge Cabrera.
“Pinot Noir 2025” no fue una simple cata: fue un espacio de aprendizaje colectivo y mirada crítica. Cada vino fue presentado por su creador, lo que permitió un análisis profundo de los perfiles según el origen, las técnicas de vinificación y las decisiones enológicas detrás de cada etiqueta.
“Es imposible de otra manera sentarse a probar 40 Pinot Noir y compartirlo con los hacedores, charlar sobre técnicas, regiones… Es un lujazo”, expresó Ricardo Galante, enólogo con más de 15 años de experiencia en la Patagonia. “Hoy por hoy, si tuviéramos el doble de lo que tenemos, también se vendería. Nunca nos sobra Pinot Noir”.
Desde la Puna salteña hasta la Patagonia Extrema, en Trevelin, los asistentes pudieron delinear un verdadero mapa sensorial del Pinot Noir argentino. Para César Cárdenas, especialista en viticultura bonaerense, lo más destacado fue “la versatilidad que presenta la variedad en todo el país” y la posibilidad de escuchar en primera persona las historias detrás de cada vino.
También se destacaron las charlas técnicas, donde se abordaron casos específicos de regiones que están marcando tendencia en la expresión del Pinot Noir:
• Pinot Noir de Altura, por Roy Urvieta (Domaine Nico – Gualtallary)
• El caso Trevelin, por Emmanuel Rodríguez (Nant y Fall – Chubut)
• Pinot Noir a 3.000 metros, por Thibaut Delmotte (Colomé – Valles Calchaquíes)
• San Patricio del Chañar: adaptación y diversidad, por Leonardo Puppato (Familia Schroeder – Neuquén)
“Es muy difícil lograr en una cata en Argentina 37 Pinot Noir diferentes, de tantos estilos y regiones. Vi vinos accesibles en precios y muy bien hechos, lo cual habla de que la variedad se puede ofrecer a un perfil de consumidores que demanda vinos más frescos y livianos”, comentó la enóloga Estela Perinetti.
Para quienes participaron, la degustación fue una verdadera fotografía del presente y proyección del futuro del Pinot Noir en Argentina, una variedad que ya no es una rareza, sino una obsesión silenciosa para muchos enólogos.
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