“Sin perder la mirada de que somos una provincia desértica. Los oasis fueron generados por el hombre gracias a la construcción de la canalización de agua. En Mendoza se acuñó el término cambios climáticos porque nosotros nos adaptamos al cambio climático hace 300 años, cuando empezamos a optimizar sistema de riesgo, comenzamos a plantar forestales y generar nuestros cultivos de manera artificial trayendo especies de otras partes del mundo como viñedos y frutales” rememoro el ministro quien aseguró: “Nos hemos adaptado mucho antes esta adaptación al cambio climático la tenemos genéticamente introducida los mendocinos”.
Mendoza cuenta con un forestal por cada habitante, potencia el concepto de bosque urbano. En las ciudades se concentra el 80% de la población mundial de mayor contaminación razón por la cual el bosque urbano impacta dentro de los ecosistemas urbanos. El transporte que usamos los seres humanos está entre lo que más contamina entonces revertir las condiciones aumentando la masa forestal y disminuyendo las emisiones no es menor. “En Mendoza no sólo se potencia el transporte eléctrico, sino que además estamos transformando al 100% del combustible fósil gasoil a combustible fósil gas. Sigue siendo combustible fósil pero contamina un 85% menos que el gasoil” comenta el ministro.
La provincia realiza un censo forestal que se encuentra en su etapa final de ajustes respecto a los parámetros relevados. El mismo se ha realizado con tecnología de última generación según explicó el funcionario similar al sistema de Google Map relevando los forestales, los cuales son calificados por especie, altura, tamaño de tronco y canopia y estado vegetativo entre otros. Este permitirá llevar un control forestal de la provincia, brindando una herramienta a los municipios para sus políticas de arbolado público. “Esto permite detectar donde reforestar, donde hay nichos vacíos o donde colocar forestales. El soporte no es estático sino dinámico por lo tanto se actualiza con cada acción forestal que llevan a cabo tantas entidades públicas como privadas” agrega.
Pese al panorama, el desierto sigue siendo amenazante para la provincia y aunque se trabaja en la culturización social del uso debido del agua, y las empresas se capacitan para desarrollar huella hídrica, Mendoza pierde el 86% del agua por causa de un riego ineficiente. “El riego del tomero está culturalmente aceptado en la provincia y hay que revertir esa situación porque ese es un uso indebido del agua” comenta Migliorance.
La cartera de Ambiente asegura avances en el trabajo junto a Irrigación para lograr ese objetivo. “Estamos interactuando con Israel y generando fondos para revertir esa situación lo más rápido posible” asegura. En estos momentos el agua que viene de los ríos, pasan a los canales y de los canales al riego, el proyecto alienta la generación de los reservorios de agua para alimentar a grupos de 100 o 200 productores y darles la facultad a esos reservorios para que la administren eficientemente. De esta manera cada productor tendría riego extrafinca sobre todo en forestales, árboles frutales y viñedos, cuando lo necesiten y no cuando les toca optimizar el sistema hídrico.