En Calle Darragueira, dentro del complejo Oasis, Chacras de Coria se encuentra Goya, un espacio de sensaciones, sabores y aromas para disfrutar desde un café de especialidad con patisserie, un brunch o una selección de aperitivos.
El emprendimiento de 2 hermanos abogados Alejandro y Guillermo Duo apuesta al servicio y la hospitalidad. “La idea es un café aunque versátil donde puedes cenar, almorzar o tomar un trago. Puede ser cualquier momento del día que se quiera estar tranquilo” comentó Alejandro Duo y destacó al profesionalización de cada servicio que ofrece Goya, desde la pastelería en manos de una repostera alemana, la panificación exclusiva, la presencia del bartender en cada trago de autor y el café de especialidades en manos de baristas.
El brunch es el gran protagonista de Goya con opciones diferentes y suculentas que permiten tomar la opción de desayuno- almuerzo o media tarde- cena. “Responde a los nuevos hábitos post pandemia. Si bien los mendocinos almorzamos y cenamos tarde, tuvimos que modificar algunas costumbres y lo que detectamos es que se juntan meriendas con cenas y eso generó una mayor recepción de comidas como el brunch” comentó Duo.
El brunch llega a la mesa con café, jugo, yogur con cereales, plato salado como tortilla con provolone montado y hongos, acompañado de porción de budín o strudel. Además da lugar a cenas y almuerzo con una carta escueta y clara que cambia semanalmente y posee opciones como: una ensalada del día, un plato chick, un plato más sencillo y una minuta.
El lugar es ideal para Home office ya que brinda excelente conectividad, espacio para reuniones y estacionamiento bajo una atmósfera apacible acompañado de excelente cafetería.
“Goya” le decían a la abuela materna de los Duo, por lo que el sitio tiene una carga emocional que se transmite en cada detalle del lugar y manifiesta esta ganas de reunirse que los hermanos recuerdan. Un lugar cálido con una rusticidad en deco perfectamente trabajada que genera en el visitante ganas de quedarse. Mientras un bosquecito invita a hundirse en los livings externos, escuchar la banda de sonido de ese momento con la espuma de un capuchino.