El anuncio del gobernador Rodolfo Suárez para arrancar la semana cayó como un balde de agua fría a comerciantes de shoppings mendocinos, quienes esperaban -por el contrario- que el Gobierno los autorizara a abrir sus puertas. Así, la decisión oficial de no aprobar nuevas actividades a raíz de la detección de once casos positivos de coronavirus durante el fin de semana, pone en riesgo a muchos emprendimientos que se desarrollan en los centros comerciales mendocinos.
Si bien en el anuncio de que no habrá más flexibilizaciones (aunque se mantendrán las actividades exceptuadas hasta el momento) no se especificó hasta cuándo; las ilusiones de los comerciantes de La Barraca, Palmares o el Mendoza Plaza Shopping se desvanecieron y advierten que están en una situación de “desventaja” e “injusta” respecto al resto de los comerciantes de la Provincia.
La semana pasada se confirmó por parte del Gobierno Nacional la autorización a la Provincia para la reapertura de estos establecimientos, y dejó a criterio del gobierno local avanzar o no con esta medida, como así también la definición de los protocolos para que se reanuden las actividades.
Con esto, los comerciantes esperaban tener novedades al respecto esta semana, para lo cual ya estaban informados de los protocolos sanitarios que se habían presentado al Gobierno y lo que éste exigía. Pero, el desenlace de los hechos de los últimos días llevó al gobierno de Suárez a tomar una medida en sentido contrario, aunque mantiene las autorizaciones para las actividades comerciales en general, la apertura de bares, restaurantes y cafés, y las reuniones familiares.
Por eso, propietarios de tiendas de distintos rubros apostadas en estos centros comerciales advierten que se encuentran relegados y aseguran que pueden garantizar, al igual que los otros comercios, supermercados y bares, las medidas de distanciamiento social y sanitarias que se les exigen a todos, en general.
“Los de los mall estamos más complicados que cualquier comerciante”, es el reclamo común que se escucha.
InfoMendoza dialogó con algunos de ellos para conocer la situación por la que están atravesando y las expectativas que tienen ante el nuevo panorama. En general, coinciden sobre una situación crítica, que los deja al borde de tener que cerrar las puertas.
Luciano Pocchetino es dueño de una franquicia de Knauer en La Barraca. Su local, al igual que el resto, permanece cerrado desde el 18 de marzo. Por lo que decidió encarar ventas a través de redes sociales. “La situación es complicada, las ventas disminuyeron muchísimo. Me las estoy rebuscando vendiendo online, pero a mi me afecta que la marca tiene venta en su página”, relató el joven empresario que desde hace tres años mantiene el local en el centro comercial más nuevo de Mendoza.
Además, contó que, si bien están recibiendo algunas condonaciones por parte del centro comercial, siguen manteniendo un monto fijo que hace que sus ganancias sean casi nulas. “En marzo cerramos el 18 y pagamos el mes completo de alquiler, en abril el 50% y en mayo el 25%. Si bien nos contemplaron, estamos sin ganancias prácticamente”, sostuvo.
Además del alquiler, deben enfrentarse a gastos fijos como luz (el mínimo), municipalidad y la carga de Autónomos.
“Yo tengo una sola empleada y puedo sostenerla por los ATP que han dado desde el Gobierno Nacional”, señaló Pocchetino.
“Teníamos la ilusión de volver en estos días, estaba tratando de armar el local para la nueva temporada, pero esto te tira para atrás. Es tremenda la incertidumbre porque no sabés como vas a enfrentar los próximos meses”, relató.
“No quiero pensar en cerrar porque hace tres años que tengo el local y le he puesto todo, sería realmente muy doloroso, pero no puedo mantenerlo si me genera pérdidas y no ganancias. Si la cuarentena se mantiene hasta julio no voy a tener otra opción”, advirtió.
Casi en sintonía dio su panorama el gerente de la marca Eva Miller, Diego Angelucci. En Mendoza, ésta reconocida línea de indumentaria femenina tiene dos locales “a cielo abierto” y uno en el Mendoza Plaza Shopping, otro en La Barraca y uno en Palmares.
Sin embargo, el 80% de la facturación se concentra en los locales de los centros comerciales, con lo cual el panorama es bastante complejo. “Esto es un paso atrás, teníamos muchas expectativas para retomar en estos días”, sostuvo Angelucci.
Si bien la marca pudo abrir los locales de calles Colón y Mitre y el Oulet de la calle San Martín, la necesidad de que habiliten las actividades en shoppings es imperiosa. “Le estamos tratando de encontrar la veta. La estrategia de comercialización que estamos aplicando es el contacto de las vendedoras con las clientas a través de WhatsApp y mantenemos la venta online”, explicó aunque aclaró que “la facturación está entre un 8% y un 10% de lo habitual”. “Es un golpe muy duro”, aseguró.
En tanto, el gerente de Eva Miller detalló que el riesgo de cerrar locales es una opción que se analiza. “No sabemos cuánto durarán los ATP. Nosotros somos una pyme que va a llevar tres meses cerrada, con ingresos casi nulos y mercadería perecedera, como le decimos. Claro que estamos en riesgo”, advirtió. “Sin el apoyo del gobierno ya hubiésemos cerrado locales, veremos cuánto tiempo más lo mantienen”, sostuvo.
Por otra parte, se refirió a la incertidumbre que genera la situación actual. “Lo que más angustia genera es el no saber cuánto tiempo más estaremos así, te come la cabeza”.
Por su parte, David Galdeano, que es propietario de cuatro locales de Prototype y Gola, repartidos entre Palmares, La Barraca y Mendoza Plaza Shopping, relató el difícil momento por el que atraviesan: “La situación venía complicada antes de la pandemia, ya barajábamos cerrar alguno de los locales. Hoy estamos buscándole la vuelta, no queremos despedir ni suspender empleados, pero no sabemos hasta cuándo vamos a poder aguantar. Veníamos muy golpeados y hoy casi estamos en el piso”. “Antes de la cuarentena había días que no abríamos caja, sufrimos el efecto Chile, el cambio de gobierno y ahora la pandemia”, dijo.
“Los bancos no están otorgando los créditos del Gobierno, se está haciendo muy cuesta arriba y vamos bajando los brazos, no porque queramos, sino porque no nos queda otra”, comentó.
Además, señaló que “la venta online es algo, pero no nos salva”. “Es apenas el 10% de nuestras ventas habituales”.
Por su parte, María Laura Martín, propietaria de un local de Cheeky en La Barraca y otro en Arauca Mall coincidió en el panorama complejo que atraviesan. Si bien asegura que usaron todas las estrategias para reinventarse (incluso hacer personalmente el delivery ya que las empresas como Pedidos Ya les significa un gran gasto), los efectos son importantes y ponen en riesgo la continuidad del emprendimiento.
“Estoy vendiendo muy poco en La Barraca (Arauca pudo abrir por ser a cielo abierto). Buenos Aires no está trabajando y mi franquicia depende de ellos. Si no pueden fabricar no sé cómo vamos a seguir”, sostuvo.
Además, señaló que recibió ayuda del gobierno para pagar los sueldos de las empleadas, “pero tenemos muchos gastos fijos”.
“Si bien tenemos un respaldo para sobrevivir un tiempo, no sabemos hasta cuándo va a seguir y se empieza a complicar. Creíamos que iba a ser menos tiempo”, sostuvo Martín.
“Nosotros creemos que se puede trabajar con los controles y los recaudos necesarios. En el centro de Mendoza y de Maipú circula mucha gente y los comercios están abiertos. Si los cafés están trabajando no tiene lógica que nosotros no. Corremos riesgo de que se vayan muchas marcas”, finalizó.
Prometen ser espacios seguros
Por su parte el gerente del Mendoza Plaza Shopping, Andrés Zavattieri aseguró que las expectativas de reapertura “eran importantes”. “Somos respetuosos de las decisiones del gobierno y no podemos hacer otra cosa que esperar”, agregó, aunque advirtió que esto “genera un daño muy grande a nuestra empresa y a las pymes”.
Por otra parte, sostuvo que “los centros comerciales son un lugar seguro, donde se pueden realizar muy buenos controles y mantener el distanciamiento social”. “Actualmente un guardia controla el ingreso, toma la temperatura, es seguro”, sostuvo.
En el mismo sentido se refirió Angelucci, quien sostuvo que “es más fácil controlar un centro comercial que un local a cielo abierto, que no toma la temperatura ni puede controlar cuánta gente hay en el centro”. “Supongo que habrá una justificación de los especialistas que yo no logro vislumbrar”, lanzó.
Galdeano mantiene una visión aún más crítica: “Hoy no somos prioridad, no se entiende que algunos trabajos puedan realizarse incluso con más contacto y nosotros no. En Mendoza los shoppings no son masivos, se mantiene la distancia social”.
“Se puede controlar la entrada y la salida, el contacto entre personas casi no existe. Pero no queremos abrir como se está proyectando, que la gente tenga que sacar un permiso especial y le coincida con la terminación del DNI, porque si no es urgente no van a ir. En ese caso, preferimos seguir con la venta online que abrir para que no haya gente”, sostuvo.
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