La pérdida de empleos formales y la caída del salario mínimo ya no son solo números en un gráfico: comienzan a sentirse en la economía real mendocina. Según un informe de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el empleo asalariado formal registró una nueva contracción en julio de 2025, con una pérdida de 9.300 puestos, de los cuales 8.800 corresponden al sector privado. El estudio, elaborado por el Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL) del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), advierte que el total de trabajadores formales alcanzó en julio su punto más bajo desde fines de 2023.
La tendencia, que se repite a nivel país, tiene su correlato en Mendoza. De acuerdo con datos del Ministerio de Producción provincial, la industria y el comercio local mostraron una desaceleración del empleo durante el invierno. “El freno en el consumo y la incertidumbre cambiaria impactaron fuerte en la contratación de personal. Las pymes están sosteniendo los puestos existentes, pero no incorporan nuevos trabajadores”, señaló Alejandro Vigil, presidente de la Federación Económica de Mendoza (FEM).
Desde el sector de la construcción, el panorama es similar. Susana Vázquez, empresaria del rubro y vicepresidenta de la Cámara de la Construcción de Mendoza, aseguró que “el parate en la obra pública y la falta de inversión privada mantienen al sector en un piso de actividad muy bajo. Muchos trabajadores que estaban en relación formal hoy están en la informalidad o migraron a otras actividades”.
El informe de la UBA también detalla que el salario mínimo, vital y móvil (SMVM) sufrió una pérdida de poder adquisitivo del 34% entre noviembre de 2023 y septiembre de 2025, y que en lo que va del año la caída acumulada es del 5,6%. En Mendoza, esa erosión del ingreso se traduce en un menor consumo interno y en una mayor presión sobre los servicios públicos. “El salario mínimo hoy vale menos que en 2001, antes de la crisis de la convertibilidad. Eso muestra el deterioro del poder de compra real de los trabajadores”, explicó Roxana Maurizio, una de las coordinadoras del estudio, en diálogo con medios nacionales.
En paralelo, el informe indica que el empleo asalariado público se mantiene estable, al igual que el salario real promedio del sector, lo que evita una caída más pronunciada del empleo total. Sin embargo, los economistas advierten que esa estabilidad “tiene un límite fiscal”. En palabras de Carlos Segovia, economista mendocino y docente de la UNCuyo, “si no se reactiva el empleo privado, el Estado no podrá sostener indefinidamente el nivel de empleo público sin comprometer sus cuentas”.
A nivel nacional, la pérdida acumulada de 205 mil puestos formales desde noviembre de 2023 refleja un escenario de ajuste prolongado y un mercado laboral que aún no encuentra señales de recuperación. En Mendoza, el efecto se amplifica por la dependencia del turismo, la vitivinicultura y la obra pública, sectores que aún no recuperan los niveles de actividad precrisis.
Mientras tanto, los gremios locales reclaman la reapertura de paritarias y medidas de alivio para los trabajadores más afectados. “El salario no alcanza y el trabajo formal se achica. Hay que pensar políticas activas que acompañen a las pymes y protejan el empleo registrado”, advirtió María Luz Cortés, secretaria general de la CGT Mendoza.
La advertencia del informe de la UBA es clara: el deterioro del empleo formal y del salario mínimo amenaza con profundizar la desigualdad y debilitar el consumo, motor clave de la economía provincial. En Mendoza, la señal de alarma ya suena fuerte.

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