“Hoy no se trata solo de conocer una bodega y probar solo vinos de calidad, se trata de vivir una experiencia de placer alrededor del vino”, dice Fernanda Martino, de Martino Wines.
Sus comentarios se dan en torno al anuncio de la bodega por la apertura de Martino Wines al turismo y la inauguración de su restaurante en el mismo predio con una propuesta de experiencia eno-gastronómica completa: turismo, vino, gastronomía en un espacio de placer descontracturado, amigable a solo 20 minutos de la ciudad de Mendoza.
“Visitar una bodega -alguna vez- fue solo para conocer el lugar donde se elabora el vino; ahora es un destino para conectarse y ser parte de nuestra tierra, gente y cultura”, sostiene Fernanda Martino.
Martino Wines es una bodega de espíritu inquieto y curioso que hace vinos para disfrutar y compartir. Elabora vinos de perfil europeos explorando y revalorizando cepas inusuales en Argentina como Pedro Ximenez; Sangiovese; Garnacha; Petit Verdot; Cabernet Franc; un rosé de Merlot y Pinot Noir; a las que se suma un Malbec y el más reciente lanzamiento, un Marselan, hija del Cabernet Sauvignon y Garnacha tinta, haciéndolos protagonistas de vinos Premium.
“Nuestra propuesta va más allá de mostrar -a quien nos visita- las instalaciones de nuestra bodega y el proceso de la elaboración del vino, se trata de hacerlos parte de nuestra impronta, cultura, de nuestra manera de vivir, compartiendo los vinos que nos gustan como familia, promoviendo un espacio entre amigos”, sostiene Fernanda.
Las historias de las bodegas reúnen una magia particular entre lo increíble, fascinante y soñador. Como muchas otras y con el vino como protagonista, la bodega nace de la unión de tres amigos con expertise en el manejo de los negocios, finanzas y desarrollo de procesos compartiendo su pasión por el vino.
“Nuestros vinos son productos de la pertenencia de nuestro lugar y la puesta en valor de lo propio”, dice Fernanda Martino a cargo del área comercial y marketing de la bodega.
“El restaurante, liderado por el cocinero Lucas Olcese y su equipo, cuenta con un salón central, una galería exterior integrada y un amplio parque arbolado contiguo a la bodega, disponiendo -también- de mesas compartidas y un living, una tendencia instalada en Europa que incentiva a que la gente comparta una comida, una charla, quedándose horas alrededor de las ya conocidas mesas comunales. Incentiva al relacionamiento’, describe la anfitriona.
“Al turista le podemos enseñar mucho más que una fachada, una arquitectura. Contamos con una cultura para compartir que va unida al turismo", agrega Fernanda Martino. “Nuestra apuesta es ofrecer constantes novedades al público y la mejor calidad en cada propuesta, haciendo productos sabrosos y atractivos para disfrutar en una jornada que invita a volver”, concluye Martino.
La bodega está abierta al público de miércoles a domingos en tres turnos durante la mañana y días feriados, con una duración de recorrido de una hora a hora y cuarto, dependiendo la experiencia elegida. Las mismas, pueden ser "Experiencia Vinos Inusuales" la cual revaloriza cepas atípicas propias de Mendoza (Pedro Ximenez, Marselan, Garnacha, Sangiovese, entre otros); y la experiencia "Experiencia Single Vineyards", compuesta por la línea de alta gama Baldomir, vinos de perfiles europeos, elegantes, complejos. Mientras que el restaurante abre solo los medio días de jueves a domingos y estará disponible para eventos privados y reuniones corporativas.
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