Vinos y Negocios nació en 2016 en Buenos Aires, donde ya se han realizado 5 ediciones y la última con más de 200 bodegas en el mes de mayo. La semana pasada se llevó a cabo la tercera en Mendoza reuniendo unas 100 bodegas, algunos productores destilados también y unas 1.200 etiquetas en la Nave Cultural.
Entre expositores, compradores del exterior, distribuidores y generadores de nuevos negocios, Javier Menajovsky, organizador del evento, se refirió al negocio vitivinicola y las innovaciones del mercado.
¿Cómo ha sido esta edición en particular? Esta edición viene promediando con muchísimo entusiasmo a los compradores que han venido desde distintos lugares del país. Muchos han viajado especialmente, han alquilado casas para alojarse, para venir a la feria y hay eventos que se suceden alrededor de la feria porque las bodegas aprovechan y como vienen los compradores hacen también actividades en simultáneo.
¿El público de esta feria es diferente al resto? Esta es la única feria que no apunta al consumidor sino al comprador profesional de bebidas, al que está en el negocio de las bebidas, ya sea una vinoteca, un restaurante, hotel, catering, sommelier, que de alguna manera se le vincule y a los productores del otro lado del mostrador. Esta es la única feria que invita, no hay una entrada, no tiene costo la entrada, porque se selecciona con mucho cuidado a quien se le entrega una acreditación. Tenemos una alianza con ProWine, que también eso nos está dando más internacionalización, digamos, en cuanto al perfil que tenemos, la estamos apuntando al comercio exterior, entonces también estamos abriendo a importadores y a compradores de otros países, no solo los de Argentina
¿Cómo ves que está, en la actualidad, el negocio del vino? Está bastante golpeado como todo en la economía, sin embargo, se ve mucho entusiasmo por salir a mostrar producto, por crear productos nuevos, mucha innovación. La feria es un lugar donde se produce la presentación de muchos lanzamientos, un poco por la época del año donde este es un momento que ya lo que se estuvo innovando y probando en la última cosecha ya ahora se puede probar.
De hecho, en la copa tengo un vino que es producto de un experimento y está buenísimo. Entonces, es un buen lugar para eso y la verdad que, bueno, el negocio no está fácil, pero nunca lo estuvo, así que hay que ir para adelante y, sobre todo, haciendo más comunicación, más acuerdos, más encuentros cara a cara y ese es el camino que propone la feria. Bien, está un poco retraída la venta de vino, es en realidad lo que lanza las últimas estadísticas de Buenos Aires-Argentina.
Desde tu punto de vista ¿Qué se puede hacer para reactivar este negocio? ¿Cuáles son las herramientas que necesitamos para que esto mejore? Nosotros tenemos un porcentaje muy pequeño de la torta enorme de venta de vinos en el mundo. Entonces, si uno levanta la mirada y no mira solamente a Argentina, te das cuenta que hay un mundo esperando vinos argentinos y salir a venderlos es el desafío, lo que pasa que hay que hacerlo con constancia, con tiempo, a eso ayudan las reglas claras que acá es difícil tenerlas. Entonces, bueno, es un camino largo. Por eso, la feria se está proponiendo traer compradores no solamente de Latinoamérica, sino también de otros países del mundo. En esta alianza con ProVine estamos buscando traer compradores que primero vengan acá y después vayan a la de San Pablo o viceversa, por eso el año que viene las vamos a poner más juntitas las ferias.
Hay más de 600 marcas de gin en Argentina, según el mapa del gin nacional y las ferias de vinos comienzan a flexibilizar sus propuestas con destilados, vermut y cervezas que antes solo parecían competir en el mercado por el mismo consumidor. ¿Cómo conviven?
Hay cada vez más destilados de calidad, hechos en Argentina, y la feria lo va reflejando. Hay una empresa de gin de San Juan que se llama 500 noches que era inesperado. También hay vermut, grapas y otros gins. Se ha diversificado la propuesta, incluso bodegas, que acompañen su propuesta con otros productos derivados del vino, en algunos casos el vermut o la grapa, y están empezando a aportar más color a la categoría.