El Censo Nacional de Poblaciones, Hogares y Viviendas es el recuento de todas las personas y lugares de residencia que se encuentran en el territorio nacional en un momento determinado con el objetivo de contabilizar la población y precisar su distribución.
“Un Censo de Poblaciones y Viviendas nos da la infraestructura estadística para saber cuántos somos, quiénes somos, dónde estamos y ayuda a reconocer las diversidades que tiene la sociedad. A su vez, es un gran marco muestral para la realización de estudios de otros fenómenos a estudiar”, explicó Mariano Poledo, director nacional de Planificación y Relaciones Institucionales e Internacionales del INDEC y Profesor Experto de la Escuela de Negocios y Emprendedurismo de Identidad Argentina.
Continuando con la importancia de que se lleve adelante el operativo, Poledo sostuvo que el Censo “es una herramienta muy importante desde lo estadístico y es un insumo para la planificación de políticas públicas, como la demanda de bienes y servicios, educación, salud e incluso para el sector privado en inversiones y estimación de demandas”.
“El Censo reúne conjuntos de datos simples que revisten una importancia sustantiva, y esa información es la que se utiliza para investigar, para diseñar políticas, para asignar recursos y para facilitar el acceso a diferentes bienes, recursos y servicios”, explicó por su parte Natalia Kusnir, facilitadora de Identidad Argentina en Cambio Organizacional, Innovación Social y Antropología Organizacional.
“Es importante entender que el Censo es una cuestión de inclusión. Sin datos concretos, ciertos y actualizados, no es posible garantizar que la asignación de recursos les llegue a todas las personas de forma óptima”, añadió Kusnir.
Sumando argumentos para enfatizar en la importancia del operativo, la experta de Identidad Argentina explicó que “el Censo provee información estadística que les permite a los investigadores hacer su trabajo, realizar proyecciones para anticipar tendencias y planificar en base a estos estudios, a la vez que asegura la inclusión y el acceso a los derechos y recursos de las poblaciones vulnerables y excluidas del sistema”.
En esta oportunidad, el Censo se realiza en un formato bimodal, es decir, que ofrece la posibilidad de completar la encuesta de forma presencial, a partir de la visita del censista, o de rellenar el Censo Digital, el cuál estará disponible hasta el mismo miércoles a las 8 de la mañana, de esta forma, al completarlo, se otorgará un código que luego deberá ser entregado al personal del Censo cuando visiten la vivienda.
Hasta el momento, según adelantó el director, desde el Instituto “se encuentran conformes con la participación actual, y esperan un porcentaje de participación interesante”. En números, Poledo adelantó que ya se han censado el 30% de las viviendas mapeadas y que esperan que este porcentaje sea aún más alto cuando se llegue más a la fecha del muestreo.
“El Censo Digital llegó para quedarse”, aseguró el director de Planificación, quien también es miembro del equipo de coordinación del operativo, y agregó que “el medio digital facilita la llegada a la gente y pone a disposición una forma más de hacerlo”, al mismo tiempo que reduce los costos de realización.
Sin embargo, Poledo mencionó que la versión digital del Censo no es el único salto de calidad que trae la edición 2022. Este año, en primer lugar, se pasó a tener un cuestionario único, a diferencia de años anteriores donde se contaba con un cuestionario básico y otro ampliado que se aplicaba por muestras.
“Si bien es un poco más largo que el cuestionario anterior, tiene preguntas muy importantes del módulo de población que ahora se aplican a todas las personas”, expresó el Director de Planificación y añadió que esto “hace que tengamos una foto más exacta del universo, porque antes se perdía la representación estadística a nivel poblacional”.
Estas nuevas preguntas incluidas abarcan, entre otras cosas, cuestiones de autoreconocimiento étnico, afrodescendientes, pueblos originarios e identidad de género.
Además, Poledo destacó que en esta oportunidad se pasó de hacer un “Censo de Hecho” a un “Censo de Derecho”, en el cual se cuenta a las personas según su lugar de residencia habitual, lo que permite “estimar mejor la demanda de bienes y servicios públicos por parte del Estado y realizar una mejor planificación de políticas públicas”.
En términos de resultados, Poledo aclaró: “El conteo poblacional de cuántos somos por sexo se dará el mismo día o el día posterior, después en tres meses tendremos resultados básicos preliminares, en ocho meses preliminares ampliados y en trece meses los resultados ampliados definitivos”.
“Esto representa bastante menos tiempo que en censos anteriores”, destacó el directivo y señaló que esto se debe a la combinación del proceso presencial con el digital. “Se redujeron los tiempos de publicación, tendremos resultados en trece meses cuando antes los teníamos a los dos años”, enfatizó.
¿Qué beneficios otorga la información recopilada en el Censo?
Los beneficios del Censo son varios en términos de herramienta aplicable posteriormente a diversos análisis y proyectos en áreas como la educación, la cultura, el empleo, la economía y el sector privado.
“En temas de educación, obtener la estructura demográfica de la educación, tanto en todo el territorio como por áreas geográficas, permite dimensionar la demanda educativa y, en función a eso, poder planificar la oferta que se debería tener en función de la estructura poblacional”, explicó el directivo de INDEC.
En lo que respecta a la economía y el sector privado Poledo señaló que “el Censo brinda información socioeconómica, principalmente sobre la economía no informada o informal (...) la cual es una porción importante del PIB en países como la Argentina y los de la región”.
“Esta información es muy importante para el sector privado, porque este debe tener en cuenta el rol y la participación de esta economía en la producción de bienes y servicios. Le puede aportar muchos insumos”, añadió.
En detalle, Poledo mencionó que la información producto del Censo “puede servir para todo lo que es realización de estudios de demanda, segmentación de productos, estimaciones y cantidad de personas ocupadas por rama de actividad, un indicador importante que una empresa podría necesitar, por ejemplo, para estimar un proyecto de inversión y determinar la demanda de mano de obra”.
En cuestiones culturales, Kusnir expresó: “Tenemos un alto porcentaje de información de la población ‘oculta’ para los registros oficiales, como gente trabajando en negro, personas mayores no jubiladas, niños no escolarizados, entre otros, y sin el Censo no hay inclusión estadística de estas personas, por ende, no hay inclusión en las políticas públicas porque no existen para el sistema y no se las cuenta a la hora de diseñar políticas públicas o durante la asignación de recursos”.
“Es fundamental entender que el Censo es una cuestión de inclusión. Asegurar que todas las personas sean consideradas a la hora de planificar, investigar, tomar decisiones de Gobierno, asignar recursos, realizar obras y proyectar, es vital para ampliar el acceso y que no se vulneren los derechos de las personas”, enfatizó.
“El cambio y la innovación, desde la perspectiva de la antropología organizacional y la transformación cultural, debe hacerse en base a datos precisos, las decisiones se fundamentan en datos y estos no deben excluir a nadie. Esa es la importancia que reviste el Censo en la innovación, para llevarnos a vivir mejor”, concluyó Kusnir.
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