La economía argentina en un fin de semana decisivo

(Por Martín Calveira) Las claves de la economía en el marco de unas de  las elecciones presidenciales más hostiles que han vivido los argentinos y con un panorama incierto y alarmante.

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El desequilibrio fiscal se retroalimenta derivado del nivel inflacionario y la necesidad de  políticas compensatorias de ingresos nominales los cuales se desactivan con la inflación siguiente. Así, la necesidad de ilusión monetaria por parte de la gestión fiscal posterga la necesidad de corrección y eliminación del financiamiento monetario del déficit primario.  


Se hace evidente el círculo vicioso que establece a la economía en un equilibrio no deseado de bajo o nulo crecimiento desde el año 2010. Esto está dado por un mayor gasto público, necesidad del financiamiento monetario e intensificación de la dinámica inflacionaria.

La política fiscal expansiva financiada sin recursos genuinos no solo expone una gestión inadecuada, sino que evidencia nuevamente la búsqueda del gobierno en la obtención de un mejor resultado electoral, aún ante los efectos negativos que se generan. Entretanto, el desequilibrio fiscal y el ajuste real van a persistir en el último trimestre del año con impulsos resultantes sobre la dinámica inflacionaria. 

Debemos destacar que la dinámica de las erogaciones fiscales se explica principalmente por gastos sociales que se perpetúan en el mediano plazo, las medidas que impulsan el nivel de esas erogaciones como las facilidades para jubilaciones y pensiones sin historial de aportes, deterioran la posición de las cuentas fiscales y, en definitiva, la necesidad de mayores ingresos a través de aumento de alícuotas o nuevos tributos. 

El aumento del IPC de octubre se situó en 8,3% disminuyendo casi 4,5 puntos porcentuales respecto al desempeño mensual de septiembre. Lejos de ser una dinámica en disminución, se lo observa con matices dados la dimensión de los desequilibrios macroeconómicos y la gestión económica inadecuada para lo que la coyuntura demanda.

La mayoría de los rubros que componen el índice estuvieron por encima del 7% mensual, desempeño que sigue siendo alto, donde los de mayor aumentos fueron comunicación en 12,6% y vestimenta y calzado de 11%, mientras que alimentos y bebidas estuvo en 7,7%. El año pasado el promedio inflación estuvo por debajo del 6% mensual.

En términos interanuales, se estableció en 142,7%, mayor registró desde agosto 1991 cuyo registro fue 144,4%. Mientras que el acumulado del año se situó en 120%.    

Se proyecta un mayor nivel inflacionario hacia el último bimestre del año derivado de los efectos de la expansión monetaria tras las medidas fiscales, aun con presiones regulatorias de la política fiscal para minimizar la dinámica. Esto expone la ineficacia de la gestión de regulaciones sobre el intento de afectar la inflación.  

La inflación mensual es una consecuencia directa del proceso de deterioro y desequilibrio fiscal derivado de la política económica del gobierno actual. Esto es un factor determinante al momento de realizar un análisis sobre la coyuntura actual.

En ese vínculo se debe destacar el comportamiento del gasto, su financiamiento y sus efectos sobre la estructura de precios de toda la economía, no solo sobre el precio de la canasta de consumo. El tipo de cambio debe estar incluido en el análisis.

El círculo vicioso de excesos monetarios, gasto público, brecha cambiaria e inflación persistirá ante la insistencia de gestionar sin programa integral de estabilización económica. Concretamente, la necesidad de la política fiscal para sostener la ilusión monetaria es financiada por emisión. El exceso monetario activa los pasivos remunerados para esterilizar ese excedente. Los intereses amplían la creación de dinero conformando impulsos en la dinámica inflacionaria.

Otro de los efectos del vínculo política fiscal e inflación, es el sostenimiento de la brecha cambiaria y el desequilibrio de los precios relativos. Ambos se inician como consecuencia de las presiones de precios y la necesidad de evitar impulsos adicionales. La aparición de mercados alternativos de oferta de divisas y los ajustes de precios en algunos segmentos de la economía exponen una dualidad en la formación de precios, donde la regulación y los mercados con libertad de operaciones conforman diferencias que afectan expectativas y formación de precios.

La ineficacia en el exceso de regulación de precios no solo es la aparición de mercados informales, la dispersión en la formación de precios y las ineficiencias que se generan en el funcionamiento de los mercados. Así, el sector formal presenta un exceso de demanda con una menor oferta generada por el contexto propio de regulaciones.  

Los programas exitosos de estabilización y desinflación tienen componentes en común. La sostenibilidad de los mismos que se asocian con la interrupción de la inercia inflacionaria. En simultáneo, la necesidad de un mejor desempeño fiscal con medidas que fijen el gasto y ajusten los precios relativos en forma programada. Afectar expectativas conformará el núcleo del programa a lo que se deberá sumar medidas de incentivo al sector privado hacia la inversión en todos los sectores de  actividad. Poco se habla de la gestión de infraestructura la cual debería ser un mercado de importancia relativa hacia el sector privado.  

El debate presidencial previo al balotaje trajo algunas definiciones muy generales de los candidatos. Sesgado por el contexto de tensiones, los candidatos no vislumbraron un gran desempeño.  Por el lado del candidato del oficialismo, aún no hay una definición concreta de un programa económico. Muchas definiciones generales donde se reiteran los atajos por sobre lo concreto. Se descuenta que el espacio político será un lastre para la implementación de medidas de estabilización, al menos en el corto plazo. Esto parece descontar que el contexto de regulaciones económicos de gran escala y la administración del comercio exterior para evitar mayor salida de dólares, continuará al menos en el corto plazo. Muy poco de funcionamiento de mercado y mucha de regulación del Estado.      


El candidato Milei, expuso ideas de eliminación de regulación y privilegios hacia distintos sectores con mayor apertura al sector externo. En el corto plazo algunas regulaciones como las cambiarias necesariamente deberán continuar, serán entonces las reformas de segunda instancia, debido a que sin un programa de sinceramiento y estabilización de las variables económicas, será muy riesgoso levantar el CEPO. Se sugiere que la dolarización será una de las reformas que podrán implementarse en la última etapa de gobierno. Esto no es claro, pues si el programa económico estabiliza y reactiva la actividad económica, la demanda de dinero aumentará, lo cual desactivará las presiones cambiarias. Ante una normalización de la dinámica de gasto público-emisión, el nivel de tasa de interés disminuirá por menores excesos monetarios generando un descenso relativo de los pasivos remunerados que podrían comenzar a canalizarse en crédito productivo. Por este motivo, no es clara la necesidad excluyente de una reforma monetaria extrema como la dolarización.  

La próxima gestión no deberá ser pensada en términos duales respecto al sector externo. No se deberá gestionar sobre la apertura indiscriminada ni tampoco sobre la situación actual de gran distorsión y controles. La apertura de la economía es algo distinta a pensar en la libre acción comercial de los privados, lo cual es esperable. Los países de crecimiento virtuoso impulsaron reformas estructurales con apertura programada de los sectores económicos hacia la competencia internacional. Habrá que pensar en crecimiento y desarrollo en competencia comercial administrada eficientemente. Libre mercado masivo y regulaciones distorsivas posiblemente generen una economía dual, donde hay sectores competitivos con beneficios por encima del promedio, y otros sectores con atraso y de ingresos bajos.     

El desempeño del comercio externo evidenciado desde la Balanza Comercial registra un nuevo déficit que se materializa en una menor oferta de liquidez externa. El comercio externo emerge como una restricción real desde la oferta de divisas ya que durante septiembre se constituyó en el séptimo mes consecutivo en déficit, acumulando un saldo de –U$S 6.728

El TCR del mes de octubre, estimación para el comercio y la competitividad, se encuentra en un nivel inferior respecto del promedio del año 2022, notando una apreciación de 5,2% en relación a ese período. Mientras que la variación parcial de noviembre en relación a octubre profundiza el nivel de apreciación, registrándose en 9,4%. Esta dinámica es consecuencia de la elevada variación mensual del nivel de precios de la economía que continúa matizando la competitividad precio de la economía.

A su vez, si se observa el promedio histórico de la cotización oficial del período enero 1959-octubre 2023 (base diciembre 2010), se ubica 26% por debajo de ese promedio, es decir, un nivel de TCR con una apreciación en perspectiva histórica.

El dólar de “equilibrio” parcial estimado por el IAE-Austral (valor del dólar según el TCR promedio del período diciembre 2010-octubre 2023) en la cotización formal efectiva del mercado minorista sería de $/US$ 770 (incluyendo gravámenes). En efecto, el tipo de cambio efectivo actual estaría 20% por debajo de ese valor y dependiente de la inflación futura, es decir, un mayor atraso cambiario.

En el marco de la crisis cambiaria y a pesar de las medidas de sesgo cortoplacista  por anticipo de liquidación de exportaciones, el nivel de activos externos sigue en un mínimo histórico. Así, la pérdida neta de activos externos del Banco Central registra un acumulado de U$S 23.650 millones en el período enero-noviembre.   

 *economista investigador del IAE Business School

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