Tras la pandemia ha crecido el número de emprendedores que se volcaron a la economía social, ya sea por el índice de desempleo, la factibilidad de generar una entrada económica con una habilidad. De hecho, La Dirección de Economía Social de la Provincia detectó un incremento del 25% del registro de emprendedores siendo el 68% mujeres.
“Trabajamos con economía social desde la no formalidad. No es requisito la formalidad de los emprendimientos. Tenemos incluidas actividades como artesanía, gastronomía, indumentaria, cerámica, etc. Tiene que estar registrados como emprendedores de la economía social” explica Lorena Meschini, directora de Economía social de la Provincia, haciendo referencia a un registro online, el cual permite no solo acceder a los beneficios, capacitaciones y acompañamiento de la unidad de gobierno sino además de financiamientos para desarrollar o hacer crecer el emprendimiento.
La funcionaria se refirió a dos líneas de financiamiento, aportes no reintegrables, es decir no son créditos sino subsidios. La primera de un total de $ 20.000, para lo cual el solicitante no necesita estar inscriptos en el monotributo social (equivale al Monotributo A), sino que es específicamente para emprendimientos no formales. El segundo permite acceder a un valor entre $80.000 y $100.000, para el cual se deben estar inscriptos para facturar. Ambos demandan como principal requisito que no tenga vinculación conviviente con nadie que trabaje en relación de dependencia con el Estado.
“Adaptamos las capacitaciones presencial al online, y potenciamos el catálogo de economía social con servicios que antes solo se hacían presenciales” agregó la funcionaria haciendo referencia al portal donde se encuentra un amplio espectro de productos y servicios que incluye el Mercado Artesanal Mendocino, Productos veganos, hacedores de conservas, La Ruta del Artesano, Ferias de la Economía social y popular y comercializadoras que son organizaciones que buscan acercar productores y consumidores, articulando la capacidad de producción de los pequeños productores con los consumidores responsables. También empresas recuperadas y cooperativas que, habiendo atravesado una situación de crisis financiera, fueron recuperadas por sus trabajadores dándoles continuidad operativa con el objetivo de preservar las fuentes de trabajo.
“Es un sector que no se tenía en cuenta y en los últimos 5 años se ha visibilizado y crecido y la explosión al dio en el año pandémico” comentó Meschini quien aseguró que el sector logró un movimiento anual de más de $ 40 millones, siendo el gastronómico, el rubro de mayor crecimiento a raíz de una demanda de productos naturales, con trazabilidad, orgánicos y detectando el origen. Le siguen la indumentaria para bebés y niños, cerámicas y maderas.
Estos productos que habitualmente se encontraban en ferias o eventos masivos tuvieron que adaptarse a la nueva modalidad para lo cual la capacitación e material digital demandó acuerdos con bancos, medios de pagos virtuales, vender por redes sociales y acceder a posnets entre otras adaptaciones vinculadas a las nuevas tecnologías.
“Hay gente que tuvo que reconvertir su emprendimiento” agregó la directora y recordó que “la vulnerabilidad no siempre depende de la pobreza, hay gente que no puede acceder a un crédito ya sea por falta de un bono o una garantía”. Opciones que abren caminos ya sea para generar un ingreso extra o para fortalecer un desarrollo. Los interesados se pueden comunicar a través del portal mencionado o a través de las redes sociales. La unidad de gobierno se comunicará para brindar información.
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