Si bien todo el sector arrastra números negativos, el gobierno provincial decidió apostar fuerte: los 18 departamentos estuvieron representados con su identidad local —desde gastronomía hasta paisajes, desde turismo aventura hasta vinos—, con degustaciones y una instalación inmersiva que “transportaba” a quienes visitaban el espacio hacia los entornos mendocinos.
La presidenta del Ente Mendoza Turismo, Gabriela Testa, resumió la lógica del esfuerzo: “La FIT es un espacio estratégico para consolidar nuestra presencia en el mercado nacional e internacional. Mendoza mostró la diversidad de su oferta y lo hizo de manera integral, con el aporte de todos los departamentos y del sector privado. Nos vamos con una agenda de reuniones muy fructífera y con la certeza de que la provincia sigue siendo uno de los destinos más elegidos del país”.
Además, Mendoza logró que le fuera otorgado el congreso anual de FAEVYT 2026 como sede —un reconocimiento institucional que trasciende la feria misma— y obtuvo el premio a la mejor campaña publicitaria de destino turístico en los premios FED.
Una FIT con luces y sombras
La edición 2025 de la FIT tuvo, en líneas generales, resultados destacables: más de 1.700 expositores, participación de 55 países y una cifra record de visitantes (alrededor de 140.000 personas, con crecimiento del 6 % frente a la edición anterior).
Durante la feria, el secretario nacional de Turismo, Daniel Scioli, presentó un programa de promoción digital para destinos dentro de Argentina y puso énfasis en que muchas operaciones concretas se estaban cerrando directamente en el ámbito de la feria. Se reportaron miles de rondas de negocios, charlas especializadas y encuentros focalizados en turismo receptivo, mercados emergentes (como China) y rutas rurales productivas.
Sin embargo, algunas críticas “de pasillo” apuntan a que, pese al alto flujo de visitantes, no todas las jornadas fueron parejas en afluencia y que la conversión de interés en viajes concretos puede quedarse corta en contextos adversos. En un año con inflación alta, encarecimiento de costos operativos y menor poder adquisitivo de los consumidores, ese salto —de la feria al destino— es más delicado que nunca.
Voces mendocinas: entre el optimismo y la cautela
Para dar cuerpo al artículo, puede acompañarse con declaraciones concretas como estas (ficticias como ejemplo, sustituibles por las reales):
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“La FIT nos permite mostrar Mendoza como nunca: vino, montaña, rutas nuevas. Pero para que esos contactos rindan, necesitamos un seguimiento constante durante todo el año”, sostuvo María Gómez, socia de una agencia de viajes boutique en Valle de Uco.
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“Presentamos nuevas propuestas de turismo aventura y rural: el interés lo vimos en los operadores, pero ahora viene lo más difícil: que esos paquetes se vendan en temporada baja”, comentó Juan Pérez, propietario de una empresa de ecoturismo en Malargüe.
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Desde un lodge en el sur provincial, Ana Torres observó: “La FIT es una vidriera necesaria, pero los costos que afrontamos (combustible, tasas, servicios) terminan recortando los márgenes. Si no tenemos incentivos para temporadas bajas, muchas inversiones quedan en stand by”.
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Federación Hotelera Gastronómica regional (a través de su delegación local) podría aportar un diagnóstico: “Valoramos la coordinación institucional de Mendoza, pero el sector necesita alivios estructurales y condiciones más estables para sostener la demanda”.
Estas voces ayudan a equilibrar el relato entre lo simbólico del despliegue oficial y los desafíos cotidianos que enfrentan los operadores.
El desafío pendiente: convertir visibilidad en movimiento
Mendoza hizo bien su parte en la FIT 2025: estuvo, se mostró, generó agenda, llamó la atención mediática. Pero en un año con números difíciles para el turismo, ese esfuerzo no será suficiente si no se sostiene en tiempo real.
Para alcanzar resultados reales, algunos factores serán clave:
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que las reuniones pactadas en Buenos Aires se transformen en acuerdos vinculantes con operadores, rutas aéreas y campañas conjuntas;
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que exista acompañamiento público-privado más allá del evento mismo, con líneas de financiamiento, estímulos en temporadas bajas y disminución de costos estructurales;
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que Mendoza siga innovando su oferta, apuntando hacia nichos en crecimiento (viajes lentos, experiencias inmersivas, turismo sostenible), evitando competir únicamente por precio;
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que la comunicación y promoción posterior no se limite al calendario turístico estival, sino que abarque todo el año con acciones segmentadas.
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que se abra la oferta más allá del enoturismo y la gastronomia a los demas atractivos de la provincia como la montaña.
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