Recientemente, la Ciudad de Mendoza presentó dos de los 14 proyectos seleccionados por el Fondo de Juventud y Acción Climática impulsados por la Fundación Bloomberg Philanthropies. Ambas iniciativas, que están centradas en la sostenibilidad y la acción climática, lograron resultados significativos tanto en lo artístico como en lo social.
En la primera de ellas, el equipo de Alquimia Urbana: de Residuos a Recursos, plasmó en el Paseo Di Benedetto un lienzo de inspiración. A través de un vibrante mural, con el que buscaron motivar a la comunidad a adoptar prácticas sostenibles, destacaron el poder del arte urbano como herramienta de concientización.
Este proyecto empleó el muralismo para transmitir un mensaje importante: los residuos no son basura, sino recursos valiosos que pueden ser reciclados y reutilizados. Inspirados en la alquimia, los artistas buscaron simbolizar la capacidad de transformación, integrando colores y formas que conectan con la ciudadanía.
El arte urbano, accesible para todos, demostró ser una herramienta poderosa para educar, sensibilizar y fomentar prácticas sostenibles, promoviendo así una ciudad más limpia y comprometida con el medio ambiente. Además, esta iniciativa impulsó un cambio cultural hacia la economía circular, invitando a reflexionar sobre el impacto de nuestros hábitos diarios en el entorno y el legado que dejamos a las futuras generaciones.
El segundo de los proyectos, en el marco del proyecto Taller Coreme. Recuperadoras Recreando, se concretó la última clase de costura sustentable, cerrando tres meses de trabajo, con el grupo de mujeres de la Cooperativa de Recuperadores de Mendoza (Coreme), ubicada en el Distrito 33, al oeste de la Capital.
Este taller dio un enfoque innovador al problema de los residuos textiles, promoviendo la reutilización de materiales que, de otro modo, habrían terminado en vertederos. Durante tres meses las participantes del taller —en su mayoría mujeres pertenecientes a la coperativa— aprendieron a confeccionar prendas nuevas utilizando modernas máquinas de coser, industriales adquiridas especialmente para el proyecto.
La iniciativa no sólo abordó la reducción de residuos, sino que también empoderó a las participantes al brindarles herramientas para el desarrollo de nuevas habilidades productivas. Este proyecto se erigió como un ejemplo de inclusión social y sostenibilidad, alineándose con los principios de la economía circular y el consumo responsable.
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