Un arte muy gratificante del que estoy convencido que es un don qué tenemos los mendocinos y qué sin saberlo somos todos un poco de lo que llaman “sommelier”. Nos emocionamos al narrar su historia y siempre hacemos qué sea especial.
Ourense
Ourense es… caminar por su casco histórico con sus angostas callejuelas de piedra, es contemplar la pública piscina de agua termal construida en el centro de la ciudad al aire libre, recorrer el viejo puente Romano y respirar la calma del río Miño.
Hay que mirar muy alto para ver la cima de su catedral, pasear por la romántica plaza mayor, disfrutar de la rica gastronomía en sus tabernas, donde se sirven vinos jóvenes con tapas de oreja de cerdo o pulpo a feira.
Ourense provincia situada en el sur este de Galicia hace frontera con el norte de Portugal, deslumbra por la belleza de su paisaje, con aldeas donde el tiempo parece que se ha detenido.
Bosques con milenarios castaños, ríos y viñedos plantados en vertical, de inaccesible laboreo, de inviernos largos y fríos, donde todos los días hay que salir con paraguas, verano corto pero muy cálido que junto a Sevilla tiene las temperaturas más elevadas de España.
Tierra histórica de vinos con una gran diversidad de suelos y uvas, con una característica muy única el llamado “minifundio”, pequeñas parcelas donde se cultivas uvas entremezcladas con papas y grelos.
Un ejemplo de lo que es el minifundio en Galicia es que una hectárea de viñedo puede ser propiedad de 6 familias diferentes y que elaboran todos ellos en sus casas vino del año para consumo propio.
Solo hay que alejarse unos kilómetros del centro de la ciudad para poder apreciar sus numerosas plantaciones de viñedos. Ourense cuenta con cuatro denominaciones de origen muy diferentes que son: la histórica D.O. del Ribeiro, Monterrei, Valdeorras y Ribeira Sacra, ésta última compartida con la provincia vecina de Lugo.
Ourense como toda Galicia ha sido afectada por un éxodo masivo de sus pobladores dejando el rural casi abandonado. Eso puede ser uno de los motivos de que esta región tan histórica no tenga referentes a seguir y poca memoria en el embotellado.
Hoy vive un nuevo florecimiento liderado por una nueva generación de jóvenes colleiteros (viñateros) y enólogos que han creado sus proyectos recuperando los parcelas olvidadas con una gran variedad de uvas autóctonas, algunas sin nombre y de origen desconocido, poniendo a Galicia con sus elaboraciones en lo más alto.
Tanto es así que en los últimos 10 años se vive una incursión de bodegas y enólogos de otras regiones como Matías Michelini, con su proyecto Tiro al Blanco y la bodega Castrelo das Pedras de los hermanos Durigutti.
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