Marshall McLuhan, el visionario que profetizó la virtualidad en la que vivimos en tiempos de pandemia

(Por Esteban Perez Dacuña *) Un mundo inmerso en una pandemia aceleró los procesos de digitalización de la sociedad y conectó a las personas en un solo plano. Sin embargo la pregunta sigue siendo: ¿Es esta la real Aldea Global de la que hablaba el filósofo canadiese hace más 50 años atrás?

Marshall McLuhan fue, ante todo, un visionario.

McLuhan hablaba de pensar la sociedad no como una comunidad unificada y medida por los límites físicos sino como una convergencia de todos los puntos de vista pero sin hacerlos homogéneos, como una extensión de la conciencia humana. Cualquier similitud con la actualidad, no es mera coincidencia.

“La mayoría de las personas viven en una época anterior, pero uno debe vivir en su propio tiempo”, decía.

Es que este filósofo, escritor, científico y porque no genio, revolucionó con sus descubrimientos teóricos realizados entre 1960 y finales de los 70 lo que hasta el momento se conocía con relación a los medios de comunicación, sus alcances y su injerencia en la sociedad.

Es posible que en la actualidad desde un niño hasta un adulto sepan cómo crear y administrar cuentas de Intsgram, Facebook, Twitter o la súper estrella del momento Tik Tok.

Pero lo que no es tan probable es que nunca hayan oído hablar de quién fue Marshall McLuhan, el hombre que predijo el nacimiento de una red que conectaría a la conciencia humana en un solo plano.

Este sociólogo y filósofo canadiense, nacido en la ciudad de Edmonton, Alberta (Canadá) el 21 de julio de 1911, se atrevió a acuñar en su libro “La galaxia Gutenberg” términos tan extraños para mediados del siglo XX como “aldea global”.

McLuhan sugirió que con el desarrollo de la tecnología de los medios de comunicación los receptores se convertirían también en emisores. Hoy en tiempos de coronavirus lo podemos ver con la proliferación de los live (transmisiones en vivo) de Instagram. Aunque el fenómenos ya se viene observando desde hace algunos años con la proliferación de videos de producción casera -o no tanto- de cientos de miles de de personas (la mayoría completamente desconocidas) que se suben a plataformas como YouTube o Daily Motion y que en muchos casos se convierten en fenomenales éxitos de audiencia con millones de reproducciones.

Hoy los nuevos medios de comunicación y la convergencia mediática hicieron de aquella idea una realidad. La web 2.0 permite recibir contenidos de cualquier lugar del mundo, pero también brinda las herramientas para producirlos y distribuirlos.

En el mismo sentido, las investigaciones del genial pensador canadiense arribaron a la conclusión de que “el medio es el mensaje”.

Hoy, con las cartas sobre la mesa y embarcándonos en un análisis retrospectivo podemos hacernos varias preguntas y comprobar con las respuestas si el tiempo le ha dado la razón a McLuhan: ¿cuál es el mensaje que nos brinda la comunicación digital? ¿Son parte Facebook y Twitter de la “aldea global” postulada por McLuhan hace más de 40 años? 
 


Evidentemente que el desborde de información y la implementación de esta a través de la red nos permiten verter conjeturas y hasta ensayar alguna respuesta. Aunque, probablemente, el filósofo estaría satisfecho con solo escuchar que el motor de su “aldea global” es la capacidad del hombre de trascenderse a sí mismo, a su cuerpo, para situarse en otros lugares en uno o varios momentos determinados.

Pero McLuhan no era un adivinador sino un estudioso de las conductas humanas en relación con la comunicación y el mensaje.

Analizó cómo la aparición de la imprenta de tipos móviles había modificado la forma en que el conocimiento se adquiría, pasando de la tradición oral a un mecanismo de reproducción mecánica.

McLuhan estaba convencido de que la sociedad moderna o “tipográfica” pasaría de ser una sociedad analítica e individualista a una más colectiva, casi tribal, en cuyo interior se pone en juego una conciencia convergente de distintos puntos de vista sobre una plataforma electrónica, pero sin caer en la homogeneidad.

Por aquellos días de 1962 (NdR: año de publicación de “La galaxia Gutenberg”), el teórico tenía puestos sus ojos sobre los medios de difusión masiva. En particular en cómo estos significaban una extensión de la persona. No obstante, su teoría, donde la inclusión y la participación juegan un rol fundamental, se vería con la aparición de Internet.
 


A más 100 años del nacimiento de McLuhan, su idea sobre la relación indisoluble que hay entre tecnología y cultura sigue más vigente que nunca.

Las redes sociales se transforman día tras día en parte de nuestras vidas, y las cuentas de Instagram, Facebook y Twitter proliferan como también la dificultad de entender un mundo que evoluciona a la velocidad de lo virtual.

Es posible que sea el momento de volver a la fuente McLuhan para entender muchas de las situaciones que hoy ocurren, un genial canadiense, considerado el profeta de la red, aunque muchos de los millones de “seguidores” , “amigos” o “twitteros” no hayan escuchado nunca hablar sobre él.

(*) Consultor en Comunicación y Relaciones Institucionales / Magister Universidad de San Andrés / Docente
 

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