De esta forma, Holmes planteaba la teoría predictiva del derecho, entendiendo a este último como una predicción, o más específicamente, una disciplina para predecir cómo se comportarán y decidirán los Tribunales.
Pero hasta hace poco, las tecnologías que usábamos los abogados no nos permitían analizar ni predecir automática y escalablemente las decisiones de los tribunales.
Por lo tanto, desde tiempos inmemoriales, el trabajo de abogados y jueces ha consistido en estudiar y analizar uno por uno los precedentes judiciales y leading cases –que son casos cuya resolución inician o cambian una tendencia–; todo ello sumado al estudio de libros y publicaciones jurídicas para mantenerse actualizados.
El análisis y la predicción de las decisiones judiciales se hacen manualmente, de a un caso por vez, basándose en el caudal de conocimientos que abogados y jueces incorporan progresivamente a lo largo de toda su vida profesional y en el criterio de cada profesional.
Sin embargo, esto está cambiando.
A medida que aumenta el volumen y la complejidad de los casos a resolver; también aumenta el poder computacional y las herramientas tecnológicas disponibles. El análisis cuantitativo del derecho a partir del uso combinado de tecnologías como big data, business intelligence y machine learning nos permite a los profesionales del derecho analizar grandes cantidades de datos, identificar grupos claves, patrones y tendencias, realizar análisis a gran escala de sentencias y casos judiciales, y hasta predecir cómo resolverán los Tribunales.
De esta forma, estas tecnologías exponenciales prometen transformar el trabajo de los abogados y jueces, pues permitirán analizar los casos de manera automática, con una precisión y una escalabilidad imposibles de imaginar en el pasado, con una perspectiva más estadística, focalizada en tendencias, patrones y riesgos.
Estas tecnologías permiten transformar datos en información accionable para tomar decisiones rápidamente, con la menor latencia e incertidumbre posibles. Esto genera grandes oportunidades para el sector legal y mejora considerablemente el proceso de toma de decisiones.
Por ejemplo, en 2017 JP Morgan anunció que había desarrollado el software COIN (siglas de Contract Intelligence) que automatiza la revisión de documentos para ciertos tipos de contratos. En una prueba, este software revisó en segundos una cantidad de contratos que insumía a los abogados más de 360.000 horas de trabajo de revisión. Además de reducir exponencialmente el tiempo de revisión de estos contratos, el algoritmo fue más preciso que los abogados humanos.
Esto nos lleva a otro punto clave de la revolución industrial 4.0, que es la invitación a repensar el futuro del trabajo y de las profesiones a través de procesos de reskilling y upskilling.
En este sentido, estas tecnologías pueden expandir las capacidades analíticas de los profesionales del derecho, dando lugar a una abogacía más estadística, más estratégica y creativa, con mayor foco en la administración de riesgos, en las personas y con mayor valor agregado.
Esta es la posición de algunos investigadores como Daniel Katz, Michael J Bommarito II, Josh Blackman, Mari Sako y David Mielnik.
La combinación de tecnologías exponenciales como big data, business intelligence y machine learning tienen el potencial de re-evolucionar la manera en la que se ejerce el derecho, en la que trabajan los tribunales y se imparte justicia.
*Abogado, emprendedor y divulgador. Fundador y CEO de LexRock.