< (Por Patricia Losada) Mauricio Badaloni es presidente de la Unión Industrial de Mendoza y director de la empresa Andesmar. Teniendo en cuenta el contexto de pandemia que se vive desde principios del año pasado su visión es clave para entender este 2021.
En una charla con InfoMendoza muestra su preocupación y analiza el esfuerzo del sector por seguir adelante, pese a la situación crítica que vive la economía y pide mayor presencia del Estado, a través de medidas que bajen las presiones tributarias, impositivas y que ayuden a darle un respiro para los próximos meses.
“Se han perdido 23 mil empleos formales privados, casi el 10% de la masa salarial privada”, lanza en un tramo de la entrevista. En ese sentido confía que espera que el Gobierno dé continuidad a los ATP, como para seguir acompañando a las compañías en este momento de tanta incertidumbre. En esta charla para la sección Un Café con... ofrece su visión del panorama que atraviesa el sector (industrias y empresas) y la situación que se viene.
-¿Qué se puede sacar de positivo en estos tiempos difíciles de pandemia?
-Si lo vemos por el lado de las instituciones, ha habido un fortalecimiento, mayor trabajo colaborativo entre ellas, como por ejemplo las que representamos a la Unión Industrial Argentina, la Came, la Federación Económica, algo que ayudó a ponerse de acuerdo en forma más simple. También vimos en conjunto cuáles eran las problemáticas que afectaban al rubro, es decir que hubo una mayor convergencia e integración entre las diferentes industrias. Por el lado de las empresas, vemos que pasaron cosas similares, ya que hubo mayor colaboración, cooperación y mayor trabajo conjunto, aumentó la vinculación sobre todo en servicios e industriales, especialmente en aquellas relacionadas con la tecnología, o sea hubo una mayor relación de trabajo compartido.
-¿Qué herramientas pusieron en marcha las empresas para hacer frente a este problema?
-Es fundamental pensar en el avance que ha tenido la tecnología, el crecimiento del e-commerce, el trabajo de oficina, donde hubo un cambio de los lugares físico de trabajo muy importante que permitió un avance fundamental. Todos sabíamos que la tecnología iba a llegar así, pero la pandemia aceleró esta modalidad, en algunos casos tocando estructura de costos y fundamentalmente los costos fijos. Por otro lado, se activaron protocolos estrictos, como por ejemplo dando más turnos de trabajo a empresas que no pueden parar su producción, y esto, si bien generó mayores costos, fue importante como atenuantes a posibles contagios.
Además, se ha trabajado fuertemente en la sanitización, en una mayor regulación en normas de calidad, algo que da un estatus más alto a las industrias. Hicimos mucho trabajo de concientización con el personal, porque de alguna manera la problemática más grave son los contactos estrechos que generan el contagio.
-¿Cómo está su sector en este momento, en qué estado se encuentran y si la ayuda del gobierno es suficiente o no?
-La problemática industrial es bastante disímil, heterogénea, no es común a todas. La más complicada es la del turismo e incluso es distinta, ya que no es lo mismo alta montaña que cascos urbanos, y lo vemos en Mendoza que ha sido una de las provincias más abiertas en esta pandemia. La ayuda del Gobierno en los primeros meses y llegando a fin de año fue fundamental, pero vemos con mucha preocupación que no se le está dando continuidad a los a los ATP y se va extinguiendo la ayuda del Estado.
Se suma que se le da continuidad al impedimento de despedir personal, y tenemos muchos problemas en cuanto a la doble indemnización. En Mendoza, según datos de la Superintendencia de Riesgo de Trabajo, se han perdido 850 compañías, en el período de setiembre a octubre, y hay que ver cómo son las cifras hasta fin de año. Es decir que se han perdido 23 mil empleos formales privados, casi el 10% de la masa salarial privada y esto son indicadores reales. Muchas veces se escucha en la política que quieren preservar el empleo, pero estos números duros nos dejan muy mal parados. En este sentido lo que pretendemos es que mejore la intervención del Estado, tal cual lo hizo con los ATP, que vean los ingresos de las compañías y que vayan viendo como son los resultados y de esa manera analicen configurar una ayuda similar, porque la problemática está en llegar a julio.
Además, el Gobierno nacional tiene que dar más certeza en cuanto a la vacunación porque ahí podemos llegar a un marco de mayor normalidad. Hoy tenemos muchas dudas en cuanto a cómo va a seguir todo.
- Con respecto al futuro, ¿Es optimista, piensa que el 2021 será mejor que el año pasado?
-El emprendedor siempre es una persona optimista, siempre trata de ver cómo va mutando la realidad, trata de ajustarse, pero también apuesta su dinero, sus ideas en función de estos cambios. Somos bastante conscientes de que no vamos a volver a ser como estábamos antes de la pandemia, creemos que el home office y la aceleración tecnológica va a seguir en esa dirección y sería muy importante un gesto del Estado. Las empresas son todas competitivas hasta la puerta de entrada de la compañía. Cuando empezamos a cargar el peso tributario e impositivo, no podemos ser competitivos a nivel internacional, y eso es el gran obstáculo que tenemos. En este sentido lo que se busca es que se hagan ajustes y logren una ley de empleo como exige el mundo moderno, más flexible, donde muchos jóvenes tienen dos o tres empleos y puedan trabajar en distintas partes del mundo, y ahí vemos que hace falta un rol del Estado. Necesitamos que esté más presente en estos temas para poder estar más a la vanguardia, ser un país mirando este futuro y ser realmente competitivo, que acompañe a los sectores productivos. El mundo no compra impuestos y esto está claro cuando queremos imponer nuestras restricciones en los distintos commodities.
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