Mendoza, a través del Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (Iscamen), ha desarrollado con éxito creciente el uso de la técnica del insecto estéril (TIE) para el control de la mosca del Mediterráneo. Consiste básicamente en la cría y liberación al ambiente de ejemplares machos estériles de mosca del Mediterráneo, que, al copular con las hembras silvestres, no dejan descendencia.
Entre las ventajas que se reconocen a esta técnica de control de plagas, se advierte que es biológica por naturaleza, no tiene impacto negativo sobre la biodiversidad, es específica a nivel de especies y ecológicamente segura. Es fundamental tener en cuenta que esta técnica probada para el control de mosca del Mediterráneo es aplicable a otras plagas que afectan la agricultura, como también a aquellas que impactan sobre la salud humana.
La Bioplanta de producción de insectos estériles de Santa Rosa
Para llevar adelante la técnica, es fundamental contar con una bioplanta, es decir, una fábrica que permita recrear las condiciones del ciclo biológico natural de los insectos, para luego esterilizarlos antes de liberarlos al medio ambiente para cortar el ciclo reproductivo de la plaga en cuestión. El diseño modular y multipropósito con el que fue construida la Bioplanta del Iscamen, en el departamento de Santa Rosa, permite desarrollar varias líneas de cría, por lo que actualmente se avanza en el ajuste de la técnica sobre Cochliomyia hominivorax, conocida comúnmente como gusano barrenador del ganado, o simplemente “mosca bichera”.
La mosca bichera
Se trata de una mosca originaria de las zonas tropicales y templadas de América. Su ciclo de vida pasa por distintas fases o estados. La mosca adulta vive en la vegetación volando y buscando animales donde poner huevos. Luego, estos huevos se convierten en larvas que parasitan la herida de un animal vivo, lo que provoca y agrava lesiones que, de no recibir tratamiento, pueden conducir a su muerte. Luego pasan por el estadio de pupas o capullos, que viven enterrados a pocos centímetros del suelo y de los cuales emergen nuevamente ejemplares adultos que tienen un color azul acerado con reflejos verdosos
Los daños que provoca
El ciclo de vida dura aproximadamente 21 días, pero, en condiciones climáticas adversas, puede extenderse hasta 90 días. La infección se produce cuando las moscas hembras ponen sus huevos en las heridas de animales domésticos, silvestres y en los seres humanos. Esto ocasiona “miasis” o “gusaneras”, que son heridas abiertas con un abundante exudado sanguinolento y hedor.
Una hembra de esta especie puede colocar 300 huevos en pocos minutos, y su producción cercana a los 3.000 huevos si las condiciones de temperatura son óptimas (aproximadamente 26º). Los animales afectados pierden el apetito y las infestaciones múltiples pueden llegar a ocasionar mutilaciones y la muerte masiva de los ejemplares parasitados, especialmente de terneros, lo que ocurre generalmente como consecuencia de la invasión y de complicaciones bacterianas en caso de no ser tratados a tiempo.
La aplicación de la técnica del insecto estéril para su control
Los tratamientos se basan en la aplicación local de pastas, líquidos o polvos aerosoles de insecticidas que provocan la expulsión de las larvas. Debido a la resistencia que los insectos desarrollan frente a estos productos, se requiere avanzar en otras herramientas alternativas al uso de insecticidas para el control de la plaga.
En este marco, el Iscamen comenzó a trabajar en conjunto con profesionales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) delegación Rafaela, Santa Fe, quienes se han encargado de la recolección de ejemplares silvestres de la plaga en diferentes zonas de las provincias de Chaco, Corrientes y Jujuy. Los insectos fueron enviados a los laboratorios del Iscamen para su reproducción y esterilización.
El desarrollo de la línea de cría en laboratorio implica un minucioso trabajo de cruzamientos de los ejemplares a fin de formar una línea estable en el tiempo. Actualmente, la línea se encuentra en su etapa final de estabilización.
El segundo paso, que se concretará a mediados de octubre, es un ensayo de liberación semanal de moscas estériles en las zonas afectadas de las cuales se obtuvo el material silvestre circunscripto al área productiva de Chaco, Corrientes, Norte de la provincia de Buenos Aires y Santa Fe.
Ajustada la técnica, se podrá en el futuro comenzar a desarrollar en la Bioplanta de Mendoza la cría masiva de este insecto para proveer a las zonas ganaderas productivas de Argentina y Uruguay, donde actualmente se aplica la TIE con ejemplares provistos por Panamá.