Con la inclusión, la transformación social y el empoderamiento de las personas mediante la educación financiera como objetivo, es importante cubrir los conceptos básicos de administración personal del dinero, como el fomento del hábito del ahorro, la planificación del gasto y de la inversión, el uso de los productos y servicios financieros y la prevención del fraude.
Este pilar fundamental en el desarrollo financiero de los individuos tiene como objetivo promover la salud financiera, poniendo el foco no sólo en la mejor planificación y gestión del dinero, sino también impulsando la inclusión, la transformación social y el empoderamiento a través de la educación financiera.
Es importante estar informado para poder definir sobre gastos fijos, variables y extraordinarios, ahorros e inversiones. A continuación, se presentan cinco puntos a tener en cuenta para administrar las finanzas personales y tomar las mejores decisiones. En particular, qué medidas contribuyen a cuidar el bolsillo o generar rentabilidad y qué datos se deben tener en cuenta a la hora de tomar un crédito o para evitar caer en estafas comunes.
1- Llevar un registro de los gastos: para poder controlar la economía personal, es esencial elaborar un registro de los gastos y/o un presupuesto anual, semestral o trimestral. Pueden incluirse los gastos fijos y también excepcionales, como alguna compra fuera de lo habitual. Para ello, la organización es el primer paso clave teniendo en cuenta los ingresos y egresos, incluso los gastos hormiga que, por más que parezcan inofensivos, al acumularse pesan en el registro general. Puede parecer tedioso al principio, pero es fundamental preparar un registro consolidado con información de fechas de cierre y de vencimiento, cantidad de cuotas y su costo financiero, para prevenir así gastos excesivos, compensar los efectos de la alta inflación, medir lo que se consume, saber en qué se gasta conociendo hábitos de consumo y accionar sobre el control del dinero.
2- El ahorro y la inversión: Una vez armado el presupuesto, si se cuenta con capacidad de ahorro, el siguiente paso es evaluar qué hacer con ese dinero. Si apelar a una estrategia de ahorro o invertirlo, ya sea para estar protegido frente a un imprevisto, por un objetivo a alcanzar o para preservar ese dinero del impacto de la inflación. Para esto, existen infinitas opciones para investigar y evaluar. Inicialmente, es ideal realizar el test que ofrece Santander para que el inversor se conozca a sí mismo y pueda, con esa información, saber cuáles son los productos más adecuados a su objetivo, estilo, perfil y necesidades de liquidez. Luego de este autoconocimiento, es clave diferenciar los instrumentos de ahorro de los de inversión; los primeros permiten conservar el capital y obtener cierto porcentaje de intereses en un plazo determinado. En cambio, en los productos de inversión ingresa además la variable riesgo, donde la preservación del capital puede no estar asegurada, pero con un potencial de rentabilidad mayor. La elección dependerá de las necesidades y preferencias (plazos, riesgos, rentabilidad esperada) y la decisión debe ser tomada luego de evaluar las diversas alternativas disponibles. En este punto, se recomienda asesorarse con el banco sobre las herramientas financieras disponibles tanto para gastos, como para el ahorro o la inversión.
3- Formas de financiación. Tarjetas, préstamo personal y prendario. ¿Cuál es la opción más conveniente a la hora de financiar una compra determinada? El financiamiento es una de las herramientas más utilizadas tanto en empresas como en la economía del hogar. A veces hay que afrontar un gasto inesperado, o se precisa comprar algo y no se cuenta con el dinero necesario o no se lo quiere usar; por eso es importante identificar cuándo la financiación es una buena opción para afrontar el gasto y cuál es la más conveniente según el caso.
Toda financiación implica pagar intereses; una forma de reducir la carga de estos es acortar el plazo de pago, ya que en 12 cuotas se paga más que en seis. También hay que prestar atención al tipo de financiación. Entre los productos bancarios más populares están las tarjetas de crédito, pero, en este caso, se recomienda siempre pagar todo el resumen y no abonar sólo el pago mínimo, ya que de ese modo se tarda mucho en cancelar la deuda y, además, la tasa de interés es la más elevada de todas las opciones. En ese sentido, el préstamo personal tiene tasas de interés menores. Pero si la financiación es utilizada, por ejemplo, para comprar un auto, moto, maquinaria agrícola, utilitarios u otros bienes registrables, la mejor opción es el préstamo prendario: en este caso, el bien que se compra queda como garantía y eso hace que los intereses sean más bajos que el préstamo personal (que también se usa comúnmente para la adquisición de automóviles).
4- Qué tasas hay que mirar: C.F.T. (costo financiero total) o T.E.A (tasa efectiva anual). La tasa de interés (T.E.A) es el precio que se debe pagar por tomar dinero prestado, pero no es el único gasto asociado a la financiación. También se cobran comisiones por evaluar los datos de la concesión del préstamo, por la tramitación, la gestión, los seguros y los impuestos obligatorios. El costo financiero total (C.F.T.) es la suma de los intereses y de todos los demás gastos relacionados con el crédito (T.EA. + comisiones + gastos). Por consiguiente, es el dato que hay que tener en cuenta al elegir un préstamo, ya que, aunque la tasa de interés sea superior, lo importante es el total del gasto; es decir, que el C.F.T. sea inferior implica que, en conjunto, se pagará menos por dicho préstamo.
5- Extremar los cuidados con potenciales estafas. Todos los días se suelen conocer nuevas modalidades de ciberestafa que engañan a más de un allegado; una de ellas es cuando aparecen mensajes de texto, correos electrónicos o notificaciones en redes sociales sospechosas, que parecen que son de una fuente legítima como el propio banco, por ejemplo, pero en verdad no lo son. Es importante prevenir porque es una de las maneras que los estafadores usan para robar la identidad. La palabra inglesa spoofing define las estafas en las que los ciberdelincuentes suplantan la identidad de personas u organizaciones públicas o privadas, como el banco de cual se es cliente, falsificando los remitentes de correo electrónico, insertando SMS falsos sobre un hilo legítimo, e incluso alterando el número o el identificador de las llamadas. Su objetivo es el engaño para que el usuario facilite información personal y hacerse de su dinero. Para no caer en estas estafas, hay que desconfiar si se recibe un mensaje de texto, WhatsApp, mail o una llamada inesperada; si el mensaje o quien contacta transmite una situación de urgencia para resolver rápidamente; si solicitan abrir un enlace, descargar un documento, llamar a un número, proporcionar información sensible o hacer un pago. Pero también si ofrecen productos en condiciones ventajosas o informan de consecuencias negativas si no se realiza cierta acción. Por eso: jamás se deben compartir contraseñas y códigos de seguridad con nadie, ni siquiera con empleados del banco; nunca hay que descargar software, ni dejar que accedan a los dispositivos propios de manera remota, ni ingresar las credenciales del home banking después de hacer clic en enlaces. Y si hay sospechas, se debe contactar a la empresa que esté siendo suplantada.
Aprender a gestionar bien el propio dinero determina la vida de las personas. Con educación, información e inclusión financiera como punto de partida, se pueden identificar riesgos, beneficios y posibilidades; planificar y alcanzar metas y, en definitiva, desarrollar habilidades que mejoran el bienestar individual y colectivo.
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