Entre los puntos que menciona el banco se encuentran la estacionalidad negativa para la entrada de dólares del agro —ya pasó la cosecha gruesa—, la potencial salida de divisas por turismo internacional y un frente político que comienza a agitarse de cara a las elecciones legislativas. A eso se suman señales de intervención del BCRA en el mercado de derivados, pérdida de reservas, dudas sobre la sostenibilidad del programa económico y un peso que, comparado con otras monedas emergentes, luce particularmente vulnerable.
Con este diagnóstico, JP Morgan cerró su posición en Lecaps tras una ganancia del 10,4% y ahora se posiciona en modo “esperar y ver”. A corto plazo, prefieren mantenerse al margen y buscar mejores precios para reingresar. A mediano, sin embargo, siguen viendo potencial: destacan el proceso de desinflación en marcha y el superávit fiscal como fundamentos positivos. Pero advierten que hará falta algo más: señales políticas claras y estabilidad macroeconómica.
Desde el Gobierno, la respuesta no tardó. El economista Federico Furiase, actual funcionario del BCRA, minimizó el mensaje del banco y defendió el rumbo del programa. Señaló que más allá del “ruido político”, los indicadores reales están mejorando: se acumularon más de US$ 4.000 millones en reservas desde el levantamiento del cepo, el riesgo país bajó, la inflación sigue en retroceso y el crédito comienza a reactivarse. La clave, según Furiase, es una macroeconomía ordenada y, sobre todo, coherencia entre la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda.
Entonces, ¿qué hacemos con los bonos?
Lo primero es recordar un principio básico: nadie tiene la bola de cristal. Pero sí hay herramientas para gestionar el riesgo. La recomendación desde Emerald Capital es mantener una cartera diversificada, especialmente en momentos de alta incertidumbre. Para perfiles con apetito por el riesgo, los bonos argentinos pueden seguir ofreciendo oportunidades. Pero es prudente complementarlos con instrumentos de menor volatilidad, como el Bopreal 2027 —que ofrece plazos más cortos y mayor previsibilidad— o con obligaciones negociables de empresas energéticas, que combinan respaldo privado con una proyección de crecimiento sostenido.
Como siempre decimos: no se trata de adivinar el mercado, sino de construir una estrategia sólida y adaptativa. No pongamos todos los huevos en la misma canasta. Pero tampoco dejemos pasar las oportunidades. La clave está en el equilibrio.
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