El bosque de Dervinsa, la planta de reciclaje de derivados vínicos de Palmira que visitó el Gobernador

Dervinsa recopila, acopia y procesa el material orgánico descartado del 80% de las bodegas del país y con ello elabora bioproductos (ácido tartárico, alcohol vínico, aceite de uva y composta, entre otros). El presidente de la firma, Ryota Iguchi, y su gerente general, Roland Kosche, recibieron al Gobernador Rodolfo Suarez y al ministro de Economía, Enrique Vaquié, para conocer las instalaciones donde se acopia y procesa material orgánico de la industria vitivinícola para la elaboración de bioproductos como ácido tartárico, alcohol vínico, aceite de uva y composta, entre otros.

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La empresa, radicada en Palmira hace 85 años, emprendió una ambiciosa transformación que, en el último período, le ha permitido posicionarse como la destilería más grande de América en su tipo, con un perfil netamente sustentable y ecológico. Su nuevo modelo de negocios busca ofrecer soluciones de base biológica a los desafíos ambientales de la industria.      

Enfocados en el medio ambiente, el tratamiento de los líquidos, Derivados Vínicos S.A. ha desarrollado un bosque, que se riega con éstos. Actualmente, cuenta con un predio en Palmira de 109 hectáreas, de las cuales 96 están forestadas con más de 110.000 árboles.

La principal especie cultivada es el Eucalipto Camandulensis, que es de rápido crecimiento y tolerante a factores de estrés propios y de la zona. Esta plantación es irrigada con aguas residuales ricas en nutrientes, derivadas del proceso de elaboración, previamente tratadas y acondicionadas para su reúso agrícola.

Una parte de los desechos sólidos son empleados como mejoradores de suelo en viñedos y fincas. La otra parte restante, junto con la madera obtenida del cultivo del Eucalipto, se usa en la generación del 75% del vapor utilizado en procesos por intermedio de dos calderas destinadas a tal efecto. De este modo, se evita consumir combustibles fósiles no renovables, lo que trae aparejado una importante reducción en las emisiones de CO2 a la atmósfera.

También hay un consumo de CO2 a través del proceso natural de fotosíntesis, en el cual los árboles lo absorben y lo transforman en O2, vital para el desarrollo de la especie. Éste consume unas 1.400 toneladas de CO2 anualmente. Mientras que la fábrica, al utilizar biomasa para el uso en calderas, deja de emitir unas 7.000 toneladas al año.

El bosque se ha convertido en el pulmón verde más grande del Este de Mendoza. En esas hectáreas conviven 50 especies: hay jilgueros, palomas, caranchos, pájaros carpinteros, zorros, liebres y mulitas, entre otros. En la laguna, que queda en su interior, habitan patos y nutrias.

En síntesis, el bosque transforma el destino del efluente en beneficio y hace que Derivados Vínicos S.A. sea una planta con un perfil netamente sustentable dentro del ecosistema industrial.

Apostando a un modelo de trabajo colaborativo para una economía sustentable, Dervinsa recoge el material orgánico con el que elaborará sus productos y las bodegas reciben, sin costo, un certificado de verificación de recepción de materia que emite IRAM.

En la actualidad, la empresa vende sus productos a Estados Unidos, Canadá, Chile, México, Francia, España, Brasil, Uruguay, Sudáfrica, Australia y Egipto, entre otros lugares. Están destinados a la elaboración de los vinos, a las industrias farmacéutica, alimenticia y de la construcción, entre otras.

Cuenta con certificaciones Kosher, ISO 9001:2008 al sistema de calidad e ISO 14001:2004 al sistema de gestión ambiental, OGM. También posee certificado de IRAM a la disposición final de las materias que procesa.

La empresa se define como una biorefinería que elabora bioproductos y tiene un firme compromiso con la agenda 2030 de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, los tratados internacionales y los esfuerzos que realiza la comunidad internacional en el marco de la emergencia climática.

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