Podríamos decir que literalmente nos bebimos la polémica. Hablamos de la polémica que generó el lanzamiento del vino con envase retornable del grupo de Cervecería y Maltería Quilmes, con un producto elaborado en la Bodega Dante Robino (Luján de Cuyo), de la cual es accionista. Desde InfoMendoza conseguimos el blend de tintas en envase retornable con tapa a rosca y que vale casi como un sifón de soda, lo probamos y te lo contamos al final de esta nota.
El lanzamiento más picante para un vino
Tal vez ha sido el lanzamiento con mayor polémica o repercusión para un vino. Y ésta puede haber sido buscada o no por quienes la cranearon. Lo cierto es que se robó la atención de los diarios digitales más importantes de Mendoza, ya que a la vez generó una acalorada discusión (en redes sociales) en el mundillo del vino de la provincia. Todo por una pieza publicitaria que con un video ¿ingenuo? de unos pingüinos parlanchines trajo de nuevo a discusión si es cierto que existen vinos baratos y no tan tomables y otros tan pero tan buenos que sólo los puede comprar “el dueño de Facebook” (¿Tomará vinos Mark?).
Parece que en este videíto para redes -que diarios amigos como Mendoza Post aseguraron que fue levantado por la enorme discusión y enojo que causó en el entorno vitivinícola- fue la mecha que encendió la polémica de un producto que sin el condimento de esta pieza publicitaria, podría haber pasado -un poco más- desapercibido.
No obstante la polémica, hay que reconocer que la jugada de Quilmes está buena. Pero si lo que buscaban es que la prueba piloto de la venta para Córdoba (sólo hay 750 puntos donde se consigue) conservara un perfil bajo, definitivamente este no fue el caso.
Estos pingüinos no andan con vueltas y ellos sitúan al Ping Vino como una opción intermedia entre vinos de bajo costo que llaman “intomables” y entre los de altos puntajes y precios. Su oferta está clara y lo exponen como un tinto que apunta al segmento de bajo precio ($ 100 o menos). Y ya desde la contraetiqueta vuelve a desafiar: “Llegó para mostrar que es posible algo noble que se puede comprar y se puede tomar”.
Los datos oficiales describen que Ping Vino es lo nuevo de Dante Robino. Una bodega a la que le dedicamos un informe especial en InfoMendoza, para contar cómo son los vinos que se producía en una marca del grupo de Quilmes.
“Ping es un vino de buena calidad a un precio accesible. Su objetivo principal es ofrecer la mejor calidad posible a un precio accesible gracias a su envase retornable. Las ocasiones principales de Ping Vino son en la semana después del trabajo, para relajarse o en una cena con amigos o familia”, definen desde la compañía.
Se llama “Ping Vino” porque hace referencia a los pingüinos que se usaban para tomar el vino de la damajuana retornable y se presenta en tres variedades de blends (mezcla de varietales uvas): Red Blend, White Blend y Rosé.
De esta manera el lanzamiento nace como prueba piloto de 6 meses en Córdoba capital y alrededores con pocos puntos de venta (aproximadamente 750). El desarrollo forma parte de la inversión de US$ 500.000 que realizó Quilmes en la bodega Dante Robino durante los últimos meses.
El misterio de la contra etiqueta
Hasta ahora habíamos conocido al vino por la botella y su etiqueta, que fue la que se expuso en las redes. Pero ahora con botella en mano pudimos conocer algunos datos más técnicos y lo que la propia empresa quiere que el consumidor sepa.
En principio es un blend de uvas tintas y con 12.9 % de alcohol según lo certifica el INV. Y a continuación, transcribimos la información en la que se presenta inclusive a la enóloga a cargo del proyecto, el estilo del vino y a qué segmentos de precio apunta.
La contraetiqueta está “escrita” por el pingüino protagonista del videíto en cuestión:
“Este vino está bueno, y eso que no lo probé (recuerda que los pingüinos no tomamos vino) pero Soledad Buenanueva, que es nuestra Enóloga, dice que está hecho con una mezcla de uvas tintas que tiene más magia que el mediocampo del Brasil del ‘82. Al venir en envase retornable, le sacamos costo de encima a ustedes que no tiene ganas de comprar vidrio, y le metemos empeño al vino.
La botella retornable evita que vaya a parar a la basura y le ahorra despelote al planeta que ya tiene bastante con el calentamiento global (pregúntenme a mí sino, que tiemblo más de miedo que de frío).
Que lo disfrute. Es un Red Blend (así de fino) y llegó para mostrar que es posible algo noble que se puede comprar y se puede tomar. Cuénteme si le gustó. Mándeme un mail”
Hasta ahí lo que dice la contra etiqueta. Hay que aclarar que por ahora nuestros colegas de InfoNegocios en Córdoba no lo han encontrado en los almacenes de la City. Pero se sabe también que si uno lleva una botella vacía de una Quilmes es recibida para comprar este vino que en la botella tiene a los pingüinos grabados en el vidrio y también como sello en la tapa a rosca.
¿Y qué tal está el vino?
Primero podemos aclarar que al probar un vino debemos situarlo en el segmento en el que se encuentra. Acá hablamos de propuestas en torno a los $ 100 pesos (más, menos). En la sección InfoVino ya hemos hablado de algunas propuestas que con promos de supermercados quedaban cerca de esos valores (ver nota de La Liga de los Enólogos aquí).
“Todas las variedades son vinos fáciles de tomar y de aroma ligero a frutas. Son de carácter corto, o sea, duran poco en boca, lo que los hacen ideales para cualquier ocasión”, describe la propia bodega y realmente es así. Falta el punto en el que recomiendan tomarlo fresco, es decir de la heladera a la copa (o al vaso).
Y la recomendación es buena y también la conocimos en propuestas como la del Tintillo en la latita de Santa Julia, que promueve esto de vino fresco, joven y desestructurado.
Este Ping de tintas que probamos no requiere de mayores descripciones ni tecnicismos. Un color tenue para ser tintas, aroma a frutas y ese dulzor al final clásico de estos vinos ligeros del segmento. No esperemos finales largos en boca, ni mayores descripciones.
Lo probamos sólo y en un almuerzo cotidiano en compañía de una milanesa. Sí, una milanesa con un vino tranqui como éste. Es ahí donde apunta Quilmes, a todos los días, a abrirlo, cerralo con la tapa a rosca, dejarlo en la heladera y terminarlo en otra comida. No hay que darle más vueltas.
Es un vino de todos los días, para tomarlo frío, que puede reemplazar a la cerveza –incluso a las más económica- por su precio y que sólo resta probarlo y que cada uno saque conclusiones. Por ahora sólo lo harán los cordobeses que lo encuentren. En el resto del país deberán esperar a ver si los pingüinos superan esta etapa y se escapan del calor de Córdoba…
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