Alejandro Varisco Mansur, profesor de Fulk entrenamiento, es uno de los cuatro profesores de educación física que apostaron al Club del Parque, donde se instaló el gimnasio convencional con un importante capital invertido en máquinas, equipos y elementos de práctica. La situación de aislamiento inesperada del 2020 los obligó a cerrar el lugar temporariamente, aunque continuaron en contacto con sus alumnos con trabajo virtual, llevando a cabo seguimientos físicos, y clases de manera solidaria.
“Tuvimos que desactivar las clases grupales y comenzar a trabajar cada desde nuestras casas con rutinas y programas especiales para mantener el ritmo de la actividad” comentó Alejandro Varisco Mansur y agregó: “Pautábamos un horarios para clases virtuales y un seguimiento a full a través del celular, dependiendo si salía a correr o si tenían máquinas en casa, todo esto gratis con la intención de mantener activa a nuestra gente”.
Muchos de estos emprendimientos tuvieron que sostener alquileres por meses sin ingresos, sin embargo no todos ofrecen sus servicios de manera solidaria ya que en pandemia el sedentarismo se convirtió en un mal menor pero no invisible.
“Cuando la actividad se abrió comenzamos a usar los espacios abiertos tanto en parques como en el gimnasio, siempre con el grupo reducido. Todavía no podemos usar circuitos donde todos usen todo” dijo Varisco Mansur quien comentó que tuvieron casos de COVID-19 pero que los protocolos permitieron detectar el recorrido de la burbuja y controlar la viralización.
“El 2021 es un año en que la gente se comenzó a adaptar a las modalidades e implementamos clases con máquinas de oposición y peso del cuerpo” comentó el profesor que valoró la disposición de la gente ante el cuidado de la salud. “Hay otra conciencia en torno a la salud, y eso se ha visto incrementado tras la pandemia” concluyó.
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