Nacido en Burdeos, el Cabernet Sauvignon - el cruce natural entre Cabernet Franc y Sauvignon Blanc - se expandió con fuerza por todos los rincones del mundo, convirtiéndose en sinónimo de elegancia, estructura y longevidad. Su capacidad de adaptación permitió que pudiera ser plantado y cosechado en los cinco continentes, donde Argentina también construyó su propio camino.
Aunque la capacidad de adaptación a las tierras de Cuyo selló un vínculo inquebrantable con el país, apostar a este éxito exigió algo más que intuición: una visión pionera, capaz de anticipar el potencial antes de que existieran certezas. Así fue como la familia Arizu, hace más de medio siglo, dio uno de los primeros e indispensables pasos en la cultivación del Cabernet en Mendoza y la Argentina. A partir de ese momento, Luigi Bosca lo convirtió en parte de su ADN y trabajó en construir un estilo propio, fiel a su origen, pero en constante innovación, buscando competir con los principales exponentes del mundo.
En su día, Luigi Bosca celebra al Cabernet Sauvignon con dos exponentes que reflejan su compromiso con el origen, la innovación y la mirada al futuro: LEON y De Sangre Cabernet Sauvignon.
“El Cabernet Sauvignon siempre ocupó un lugar central en nuestra historia. LEON representa nuestro homenaje más profundo a nuestro origen, mientras que De Sangre expresa el espíritu de compartir con los que más queremos. En ambos vinos buscamos reflejar, no solo la excelencia del terroir mendocino, sino también la pasión de una familia que hace más de 120 años eligió crecer junto al vino argentino, y desde hace más de 60 con el Cabernet Sauvignon”, remarcó Alberto Arizu (h), cuarta generación de la familia Arizu.
LEON, el nuevo gran Cabernet Sauvignon: como homenaje a Leoncio Arizu, primera generación de la familia, quien vio en el Cabernet Sauvignon una oportunidad para crecer en tierras mendocinas y transmitió su pasión a las generaciones siguientes, LEON nace en viñedos de Vistalba, a 1.020 msnm en Luján de Cuyo (20%) y de Gualtallary, a 1.200 msnm en Valle de Uco (80%). Está compuesto por Cabernet Sauvignon (91%), con pequeños aportes Cabernet Franc (9%). Inspirado en las tradiciones de Burdeos, se seleccionaron micro parcelas en ambas zonas con perfiles de suelo franco limosos, con presencia de arcilla y calcáreo. A su vez, las distintas alturas y sistemas de riego le otorgan al varietal un carácter diferente. Este vino fue criado durante 12 meses en fudres y barricas de roble francés de 500 litros.
De Sangre Cabernet Sauvignon, nacido para compartir: recordando la tradición de la familia Arizu, que durante generaciones marcaba las barricas más especiales, reservándolas para compartir con sus seres más cercanos, esa herencia se transmitió en De Sangre Cabernet Sauvignon, un vino nacido para compartir con quien más se quiera, elaborado con uvas de parcelas seleccionadas de viñedos ubicados en Las Compuertas y Agrelo (Luján de Cuyo) y en Gualtallary y Altamira (Valle de Uco), en Mendoza. Es un tinto de color rojo rubí profundo con aromas pronunciados a fruta negra madura fresca como moras y ciruelas y notas de pimienta muy bien balanceadas. En el paladar es tenso, con muy buena estructura y cuerpo. Taninos de grano fino maduros, acidez equilibrada. Final armonioso y persistente.
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