Los que acostumbran a trabajar en situaciones de emergencia, saben de la importancia de no mover demasiado a las personas ya que eso podría ocasionar graves y hasta letales consecuencias.
La idea de las camillas inteligentes surgió, hace ya algunos años, cuando un moto mensajero accidentado es llevado a la guardia de un hospital en la provincia de Mendoza. El diagnóstico inicial fue fractura de tibia y peroné, sin embargo durante posterior revisión, un médico residente que hacía sus prácticas, descubre que la mitad del cuerpo del joven estaba paralizado y no había sido por el accidente, sino como consecuencia de alguno de los traspasos de camillas en camillas.
Alejandro Suvire hoy tiene 42 años, él era el médico residente en ese momento, hoy fundador e inventor de la camilla inteligente. A partir de esa situación el profesional pensó que había que evitar mover a los pacientes.
Suvire estudió las alternativas posibles y desarrolló una idea inicial, sin embargo era un proyecto que no podía hacer solo por lo cual se unió a Juan Pablo Denk (37) y Lucas Martin Saldaña (29); el primero como jefe de Producción y el segundo como director Financiero, logística y comunicación del emprendimiento.
Esta camilla especial nace para cuidar y preservar la integridad física de las personas. Asistir a un accidentado significa realizar muchas maniobras para poder trasladarlo. Estos movimientos, hacia un costado o el otro son peligrosos, los accidentados podrían llegar a tener fracturas de costillas y al girar perforar un pulmón u otro tipo de situaciones.
El equipo de trabajo desarrolló, mediante la práctica y error, prototipos para determinar cómo podía llegar a funcionar una camilla que no necesitara moverse al paciente para su utilización.
Consultado sobre este tema, Saldaña sostuvo que “la camilla no nace para ahorrar gastos médicos, sino para preservar a la persona y su integridad física. La idea ya está patentada y estamos trabajando en los últimos detalles para salir al mercado. Antes de la pandemia participamos en un concurso en Israel y luego volvimos porque los servicios de emergencia de allá mostraron mucho interés en nuestro producto”.
Además añadió: “tuvimos la oportunidad de llevar una de las camillas al club Boca Juniors en Buenos Aires, allá la tienen y la están probando, también enviamos otra a España, ya estamos empezando a producirlas”.
El proyecto tiene seis años de antigüedad, el objetivo es que pueda expandirse en todo lados dada su utilidad frente a situaciones de emergencias. “Queremos humanizar el traslado”, sostuvo Saldaña, “en las clínicas todavía se usan sábanas para traspasar de una camilla a otra a los pacientes”.
¿Cómo es el financiamiento de este proyecto?
Hemos trabajando con autofinanciación por ahora, cada uno tiene su propio trabajo en el cual continúa desarrollándose para poder vivir, nosotros unimos las fuerzas y llevamos adelante esta idea porque nos parece que es muy importante y humanitaria. Sin embargo, estamos dispuestos a sentarnos con un inversor en el momento que lo tengamos que hacer.
¿Cómo es la camilla?
Para nosotros lo importante de este producto es que es de fácil manipulación y traslado. Tenemos una camilla que entra en una mochila y no es pesada para su traslado, esto teniendo en cuenta de que hay lugares en el mundo que las asistencias a las emergencias se realizan inicialmente en moto, por lo cual este modelo resulta justo para esas situaciones”.
La camilla se compone de tres partes, el marco, los encastres (la pieza que unirá el marco con las tablillas). Las tablillas son como listones de 70 centímetros de largo y 10 centímetros de ancho, los cuales se colocan debajo de las curvaturas naturales del cuerpo para que el profesional pueda colocarlos. Cuando la persona está acostada en el suelo, tiene huecos en la zona del cuello, las lumbares, debajo de las rodillas y debajo de los tobillos. Lo que hacemos es aprovechar los espacios para deslizar las tablillas y así formar una base. Usamos entre cinco a seis tablillas, para armar la base, luego se coloca por arriba un marco que se encastrará a las tablillas y desde ahí se puede levantar a la persona, pero nunca la tocás.
No existen productos similares, nosotros innovamos un producto que data de la época de los Romanos, ahora con mejores materiales, pero es el mismo.
¿Cuál es el costo?
Tenemos un prototipo final, hoy nos centramos en el rediseño, estamos trabajando para definir esto y llegar a la mejor calidad con menos costos. Es difícil hablar de precios de nuestro producto, normalmente una camilla tiene una gran variación de precios. Están las camillas tipo cuchara, que cuestan entre 1.100 a 1.500 euros.
Además se consiguen algunas más básicas por US$ 300 o una tablilla de madera, pero eso depende del uso. En nuestro caso queremos brindar algo de calidad.
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