En este contexto, el enfoque STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas) se ha convertido en una herramienta clave para afrontar estos retos desde la innovación educativa. Inspirada por esta visión, una empresa mendocina está marcando un antes y un después en la manera en que niñas, niños y adolescentes desde los 5 y hasta los 18 años se relacionan con la tecnología y el aprendizaje: Cerebro Curioso.
De una idea curiosa a una comunidad educativa
Cerebro Curioso fue fundada en 2017 por Marcos Domínguez, un apasionado por la educación y la tecnología, quien encontró la inspiración en su propio deseo de fomentar el aprendizaje divertido y significativo en las nuevas generaciones. Lo que comenzó como una pequeña startup enfocada en robótica educativa y programación ha crecido hasta convertirse en un referente en la región.
Hoy, el equipo de Cerebro Curioso está formado por más de 20 profesores y profesoras, además de un grupo interdisciplinario de diseñadores y comunicadores que trabajan en conjunto para llevar experiencias educativas únicas a cientos de niñas, niños y jóvenes. "Nuestro objetivo siempre ha sido transformar la curiosidad natural de los chicos en una herramienta poderosa para aprender, resolver problemas y crear soluciones", explica Domínguez.
Más que talleres: experiencias que inspiran
El enfoque de Cerebro Curioso trasciende los modelos tradicionales de aprendizaje. Con metodologías activas y experienciales, la startup ofrece una variedad de actividades que van desde talleres de robótica y programación hasta campamentos STEAM y experiencias interactivas en eventos escolares. Uno de los proyectos más destacados es el programa "Mamás Curiosas", una iniciativa que busca integrar a madres en actividades tecnológicas, rompiendo estereotipos y fomentando la participación activa de mujeres y niñas en el ámbito STEAM.
En 2025, Cerebro Curioso arrancó lanzando un taller de Inteligencia Artificial combinado con Minecraft y su Escuela de Verano Tech. En marzo inician sus talleres de Robótica, Programación y ciencias divertidas.
Además, comenzará a ofrecer talleres de programación estructurados en cuatro cuatrimestres, desde Scratch hasta Java, para niños y adolescentes de 12 a 16 años.
Impacto que trasciende las aulas
Desde su fundación, Cerebro Curioso no sólo ha impactado en las aulas, sino también en la comunidad educativa en general. En 2023, la empresa adoptó los Principios de Empoderamiento de las Mujeres (WEPs, por sus siglas en inglés) para integrar una perspectiva de género en todas sus iniciativas. Este compromiso se ve reflejado en su reciente proyecto de transformación interna, que promueve la inclusión de mujeres y niñas en la tecnología.
Uno de los pilares de este compromiso es Mamás Curiosas, un programa diseñado para acercar a madres y mujeres que desean involucrarse en el mundo tecnológico. A través de talleres prácticos y experiencias guiadas, esta iniciativa empodera a las participantes con nuevas habilidades digitales y también fomenta un entorno donde pueden guiar el aprendizaje con sus hijos e hijas, promoviendo la curiosidad, la creatividad y el uso responsable de la tecnología como valores familiares fundamentales.
Asimismo, Cerebro Curioso organiza eventos educativos destacados, como los Intercolegiales de Minecraft, mostrando que las disciplinas STEAM también pueden ser herramientas para fomentar el deporte y la colaboración. “Queremos inspirar a los jóvenes a explorar, descubrir y crear. La educación no tiene que ser aburrida; puede ser una experiencia transformadora”, afirma Domínguez.
Una visión hacia el futuro
Con el respaldo de una comunidad cada vez más grande y comprometida, Cerebro Curioso mira hacia 2025 con objetivos ambiciosos. Entre ellos, ampliar su alcance en la región y consolidarse como un referente nacional en educación STEAM. Para ello, seguirá explorando alianzas con instituciones y empresas, mientras lleva adelante proyectos como talleres de experimentación científica y experiencias educativas que las denominan Tour Educativos.
La historia de Cerebro Curioso es un ejemplo de cómo una chispa de curiosidad puede convertirse en un motor de cambio. "Cada taller, cada campamento y cada proyecto que hacemos demuestra que la educación del futuro ya está aquí. Solo necesitamos inspirar a las nuevas generaciones a construirlo", concluye Domínguez.
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